Por qué el mendocino Ángel Alberto Bustos (31) decidió terminar con los días de la anciana que lo había alojado en su casa de Caucete con su mujer y sus tres hijos pequeños cuando se fugó de Mendoza, hasta ahora es un enigma.

Lo que para el fiscal Gustavo Manini quedó claro es que fue este ingrato huésped el que, la madrugada del 5 de abril de 2015 al cabo de una salida donde consumió alcohol y drogas (lo declaró él mismo), se metió al dormitorio de Jacinta Quinteros (86), la golpeó en la cabeza, le tapó la cara con una almohada y también le quebró la tráquea del cuello, matándola por asfixia.

En plena maniobra homicida, le quebró tres costillas del pecho, tal vez cuando se montó sobre ella para ultimarla. Una vez muerta, también le fracturó el brazo izquierdo, a lo mejor cuando la arrastraba hasta unas malezas en el fondo de la misma propiedad para prenderle fuego.

Por eso el fiscal consideró probado que Bustos cometió un homicidio agravado por alevosía, es decir por atacar a una mujer que no tuvo la mínima chance de defenderse. Y ayer pidió la pena máxima, prisión perpetua, ante los jueces Silvia Peña Sansó de Ruiz, Juan Carlos Caballero Vidal y Raúl José Iglesias (Sala I, Cámara Penal).

Muy distinta fue la posición del defensor oficial Marcelo Salinas. En su alegato, aseguró que el hecho de que su defendido hubiera admitido su vinculación al hecho al principio de la investigación (en el juicio no declaró) ese relato debía estar acompañado de otras pruebas para ser creíble.

Y no era ese el caso, pues a su entender la autopsia había revelado que esa madrugada la anciana se había defendido, dentro de sus capacidades limitadas, por su edad y los problemas físicos que sufría.

Al cabo de su argumento, pidió considerar el hecho como un homicidio simple. Y en todo caso pidió absolución por el beneficio de la duda.

Jacinta Quinteros vivía con un hermano en una casa de la zona de El Rincón, en Caucete. Estaba casi anémica y, al tener una prótesis de cadera, tenía problemas para caminar, al punto que debía usar un bastón.

El próximo viernes, el tribunal dará a conocer su sentencia.

 

18 años de cárcel por otro crimen
 

Bustos había llegado a la casa de su víctima tras fugarse de Mendoza, donde estaba procesado por matar a un remisero a cuchillazos.

Salió el 9 de enero de 2015 por el vencimiento de los plazos de su prisión preventiva y se fugó. Recién pudieron juzgarlo cuando lo atraparon por matar a la mujer que lo había alojado cuando se escapó hacia San Juan. Por el homicidio de Mendoza le dieron 18 años de cárcel.