Mientras ayer excavaban para hacer unas cabañas en un predio rural de la zona de Pachaco, en Calingasta, entre la tierra brotaron restos óseos que a los pocos minutos comprobaron que eran humanos. La noticia no pareció mover el avispero del tranquilo pueblo hasta que en la memoria de muchos reflotó el caso del ‘Cachimba’, un puestero que desapareció misteriosamente hace 7 años y jamás nadie supo de él.
"Queremos que se investigue, ya estamos haciendo algunas diligencias. Sospechamos que esos pueden ser restos del José, al menos sacarnos esa duda y si es así darle cristiana sepultura como corresponde", dijo este martes Nely Gómez, hermana del hombre desaparecido.
Pero ahora la familia de José Rosemberg Gómez (59) quiere saber si esos huesos y parte del cráneo pertenecen a este hombre. Había sido visto por última vez el 19 de enero del 2013, cuando un vecino de Calingasta lo acercó en su auto hasta el puesto de Tránsito Cortéz en la ruta 406, en Pachaco.
Lo que pasó después es un misterio, pues a mediados de febrero de ese año su hermano lo fue a buscar y Cortéz le dijo que ‘Cachimba’ se había ido a Mendoza y luego dio otras versiones. Como no aparecía, su familia hizo la denuncia. El primer dato curioso saltó cuando los policías de la Seccional 16ta entrevistaron a Cortéz y éste entregó una bolsa con la ropa y hasta el DNI de Gómez.
Aún así, la Policía lo siguió buscando como un extraviado más, mientras tanto su familia realizó rastrillajes con ayuda del municipio y vecinos. Entre las versiones que se tejieron estuvo la que en un accidente cayó al río y la correntada lo llevó lejos y el cuerpo quedó atascado en algún lugar.
Así y todo, siempre la sospecha estuvo sobre Cortéz. Una vez andaba borracho y a una persona le dijo: “ese huevo está enterrado para el bajo”, en referencia al Cachimba. También que se marchó con un tal Mujica a cuidar unos animales a la zona de El Palque y que luego no se lo vio más.
La primera vez que se lo buscó seriamente al ‘Cachimba’ Gómez fue a finales de marzo del 2014, cuando el 27 de ese mes el juez Matías Parrón y 6 gendarmes se internaron en la zona donde supuestamente habían descartado el cuerpo, pero no hubo resultados positivos.
Con el paso del tiempo la causa no arrojó novedades y a pesar de ello la familia no perdió la fe en encontrar la verdad sobre la desaparición de este hombre. Este hallazgo reflotó la esperanza de las personas cercanas.