El fiscal Gustavo Manini pidió ayer que condenen a 12 años de cárcel a Gabriel Alberto Aranda Pizarro (40 años, alias "Gabi" o "Pato") por matar de un escopetazo en la cabeza a su vecino Andrés Saturnino González (20) la siesta del 19 de octubre de 2009 en el Loteo Santa Ana, Pocito. Asimismo, solicitó a los jueces Silvia Peña Sansó de Ruiz, Juan Carlos Caballero Vidal (h) y Raúl José Iglesias (Sala I, Cámara Penal) que ordenen investigarlo por portar ilegalmente un arma (la supuesta escopeta casera usada en el crimen) y por su presunta vinculación al mundo del narcotráfico.
También requirió al tribunal que preventivamente lo mantengan detenido para asegurar el resultado del proceso y así evitar que se fugue. Aranda Pizarro llegó libre al juicio y ayer volvió a su casa, pues a causa del homicidio pasó 2 años y 8 meses preso hasta que fue liberado por los jueces de la Corte de Justicia, quienes consideraron erróneamente prorrogada su prisión preventiva.
Fiscalía pidió además al tribunal que manden a investigar por falso testimonio a un vecino que declaró haber estado con el imputado en el momento en que se escuchó el disparo e incluso, haber tomado whisky con él.
Para el fiscal, Aranda Pizarro cometió un homicidio agravado por usar un arma de fuego
Un presunto ajuste por drogas había sido la principal hipótesis sobre los motivos que tuvo Aranda Pizarro para matar a González. Y aunque el fiscal no lo descartó, ayer enumeró al menos tres episodios previos de violencia contra la víctima o sus parientes que vinculan al acusado: la pelea entre ambos en la que el fallecido salió ganador. Un tiroteo posterior a la casa de la víctima. Y el incendio del auto del suegro de González.
Sin embargo el defensor Rolando Lozano pidió la absolución lisa y llana de su cliente. Entendió que la versión "primigenia" de los hechos fue muy distinta a la que da por cierta Fiscalía. Así, dijo, el primer llamado al 911 hablaba de que un hombre se había pegado un tiro. Y remarcó el testimonio de una vecina que dijo haber visto un arma junto al herido tras el disparo.
Lozano cuestionó por contradictorios los testigos en los que se apoyó Fiscalía e insistió en que no se profundizaron otras líneas de investigación, como la posibilidad de que el homicida sea alguien del entorno de la víctima.
También le pidió al tribunal no dar curso al pedido de detener a su cliente por entender que no se fugará y que rechace la idea de investigarlo como presunto vendedor de drogas, porque no hay una sola prueba que lo acredite.
El próximo viernes, el veredicto.