El fiscal Daniel Galvani pidió ayer una condena de 21 años para un hombre de 65 años, porque consideró probado que sometió a prácticas equiparables a violaciones, abusos gravemente ultrajantes y la corrupción sexual de su propia nieta. En su alegato, entendió que se acreditaron al menos cinco maniobras contra la niña, desde que tuvo 6 años y hasta que tuvo 14. Según el relato de la víctima, en una de esas ocasiones, su abuelo (no se lo menciona para preservarla) le mostró videos pornográficos, diciéndole que debían practicar las poses que allí se veían. Hasta le propuso tener sexo con los obreros de su finca en Pocito, algo que ella no aceptó. Durante muchos años, consiguió el silencio de la menor, amenazándola de que ‘le iba a pasar algo si hablaba’, consta en el expediente.

La defensa de ese sospechoso cuestionó el relato de los hechos y las pruebas en las que se apoyó el alegato de la Fiscalía, y le pidió al juez de Cámara Benedicto Correa, que absuelva a su cliente, dijeron fuentes judiciales.

Los padecimientos que la niña atravesaba se conocieron en agosto de 2018 en la escuela a la que concurría, desde donde se iniciaron las averiguaciones que finalmente se encaminaron hacia una denuncia y la investigación de los hechos, luego de que dos profesionales en psicología se entrevistaran con la menor (por entonces de 16 años) y también con su madre.

Ya en el ANIVI, el 3 de septiembre de 2018 la niña relató ante una psicóloga, los hechos que recordaba como más perjudiciales y que la marcaron para siempre. Y sus dichos resultaron altamente creíbles para esa profesional, que no dudó en atribuir todos los indicadores verbales y no verbales a una situación de abuso, precisaron voceros judiciales.

Cuando el caso llegó a la Justicia, el abuelo de esa niña quedó vinculado como sospechoso y quedó preso. Al momento de dar sus descargos, negó de plano haber sometido a su nieta a todas las maniobras abusivas que le atribuían. Pero su versión no alcanzó y quedó complicado.