El sospechoso no declaró en el juicio, pero antes intentó sin éxito instalar la idea de un plan para perjudicarlo.

 

La fiscal Leticia Ferrón de Rago pidió ayer al juez Juan Carlos Peluc Noguera (Sala II, Cámara Penal) que condene a 15 años de cárcel a un sujeto de 46 años por violar durante 4 años a la hija de su pareja, una niña a la que le dio su apellido cuando era una bebé, dijeron fuentes judiciales. Los abusos sexuales más graves comenzaron cuando la niña tuvo 10 años, se prolongaron hasta que pasados los 14, e incluyeron también la toma de fotografías de la menor en poses eróticas, consta en el expediente.

Los defensores del sospechoso, Fernando Bueno y Hugo Uzair, cuestionaron las pruebas en las que se basó la fiscal para acusar y le solicitaron al magistrado que lo desligue por el beneficio de la duda, indicaron.

El sujeto acusado (no identificado para preservar a la menor) había sido detenido el 17 de febrero de 2017 en Caucete. Y apenas tuvo la oportunidad de defenderse, intentó atribuir la autoría del abuso a la pareja de la abuela materna de la niña. Es más, la propia víctima también buscó hacer creer a los psicólogos que con ese hombre y con un novio había tenido relaciones sexuales, pero su relato fue contradictorio e inconsistente para los profesionales, que detectaron claros signos de un niño abusado.

La fiscal también apoyó su acusación en varios testigos, como una prima de la niña que negó haberle tomado las fotos. O el de la madre de la víctima, que pese a apoyar a su pareja, admitió que era su pie el que salía en una de las fotos. Hoy, el fallo. 
 

ADN demostró que portero no es violador

El juez de Instrucción Alberto Benito Ortiz desligó con un sobreseimiento a un portero de 61 años de una escuela secundaria de La Bebida, Rivadavia, porque un ADN acreditó que no es el padre de la criatura que tuvo hace poco una alumna de 14 años de esa escuela, que lo acusaba de haberla violado en el mismo edificio escolar, dijeron fuentes judiciales. El portero fue capturado a comienzos de noviembre, cuando la niña, ya con un avanzado embarazo, le dijo a su familia que él la había ultrajado. Pero las contradicciones de la menor hicieron dudar al juez y la prueba científica confirmó que era ajeno al hecho.