La historia de Raúl Zeballos (46) pudo ser otra, más sangrienta, más grave o definitivamente letal. Alrededor de las 3 de la mañana salió a perseguir a dos sujetos que le habían robado dos jaulas con pájaros de su casa en el barrio Güemes, Rawson, y en plena carrera escuchó una detonación que en el acto se transformó también en un sangrado profuso, porque el proyectil pasó apenas por encima de una de sus orejas y le lastimó el cuero cabelludo. De milagro, ese impacto no fue mortal y ayer Zaballos se recuperaba favorablemente, informó la Policía. La duda para los investigadores es quién efectuó ese disparo: los mismos ladrones para hacer desistir de sus intenciones a Zeballos, o un policía vecino que quiso intervenir y usó su arma reglamentaria.
Ayer, el juez Martín Heredia Zaldo (Cuarto Juzgado de Instrucción) ordenó varias medidas de prueba para esclarecer el caso.