No hubo gestos de arrepentimiento. En la audiencia permaneció como un espectador más, impasible, a pesar de ser el centro de las cámaras y las miradas. "Sí acepto y soy consciente", le respondió con seguridad al juez Alberto Caballero, quien insistía con sus preguntas para saber si había comprendido que renunciaba a defenderse en un juicio ordinario y aceptaba un proceso abreviado con una consecuencia grave para sus días, pues admitía su decisión de recibir la pena máxima, reclusión perpetua. Y Juan Carlos "Pelado" Rodríguez (24) remarcó con sus respuestas que él había querido esa salida por un hecho aberrante y conmocionante: haber matado de 11 cuchillazos a su prima de 10 años, Yoselí Rodríguez, luego de violarla en la madrugada del 1 de enero pasado en Media Agua, Sarmiento.

Víctima. Yoselí Rodríguez

 

Previamente, el juez y sus pares Javier Figuerola y Eugenio Barbera, habían escuchado decir al defensor oficial Hugo Trigo y su ayudante Carlos Fleury, que habían planeado una estrategia defensiva para no abreviar, pero que el imputado había insistido en reconocer su autoría y aceptaba el mayor castigo.

Al final, el tribunal admitió la decisión del propio acusado, adhirió a la calificación de los hechos y la pena que propuso el fiscal coordinador de la UFI de Delitos Especiales Iván Grassi, con sus ayudantes Pablo Orellano y Victoria Martín. Y Rodríguez terminó condenado a reclusión perpetua por abuso sexual con acceso carnal y homicidio triplemente agravado: por la alevosía (matar a un indefenso), criminis causa (asesinar para ocultar y salir impune de la violación) y por violencia de género. La decisión del imputado de ser condenado en la audiencia en la que recién se iba a cerrar la investigación, sirvió para fijar un hito histórico: según fuentes judiciales, el de ayer fue el caso de femicidio resuelto en tiempo récord (2 meses y 7 días) en toda la historia del país. Con un agregado: también coincidió con el aniversario por el Día Internacional de la Mujer.

Todo pasó cerca de las 7 de la mañana del 1 de enero pasado en un descampado en inmediaciones de Adán Quiroga y Ruta 40, en las afueras de Media Agua, Sarmiento. Ese primer día del año paradójicamente fue el último para esa nena, que dormía en la casa de una tía cuando su primo la sacó de la cama y la cargó unos 80 metros hasta unos arbustos, donde la violó y la acuchilló en el rostro y el cuello, provocándole una hemorragia letal. Luego arrastró el cuerpo unos 5 metros, lo dejó semioculto entre arbustos y enterró el cuchillo a unos 50 metros.

Pero no pudo salirse con la suya. Sus propios familiares lo vieron llegar esa madrugada sucio con tierra, con manchas de sangre en sus manos y parte de su ropa y la urgencia de bañarse. "Me la mandé", le escuchó decir uno de esos parientes. Y más tarde, también se lo dijo a un policía: "Me la mandé, la maté y tiré el cuchillo". Esos testigos y las pruebas de ADN resultaron contundentes contra el confeso violador y homicida.