Olor a humo, una explosión y de repente las llamas que ganaban el techo y la casa construida en los fondos de otra vivienda en Guayaquil al 420 del barrio Hualilán II, en Rawson. Esa escena peligrosa sorprendió en su cama alrededor de las 7.30 de ayer a Elina Córdoba (24), que de inmediato sacó a sus hijos, dos varones de 5 años y 1 mes, y corrió desesperada hacia la calle a pedir ayuda a sus vecinos. Los mismos ruidos habían alertado a su cuñado Gustavo Esteba, que vive en la casa principal y se quemó el pecho por intentar meterse porque creía que adentro estaban sus familiares. Cuando la ayuda vecinal llegó no hubo caso: las llamas, alimentadas por el techo de machimbre, la ropa y los muebles, se propagaron implacables por todos los ambientes de la vivienda destruyendo todo a su paso: dos camas, toda la ropa y el calzado de la familia, un televisor, una mesa y 6 sillas, un juego de living y otros muebles, una heladera y un lavarropas sucumbieron ante el fuego, que no se propagó hacia otros vecinos por la llegada de bomberos de Rawson.
No sería el único drama que deberían soportar los Esteba-Córdoba. Cuando el dueño de casa, José Esteba (23) supo del drama, pidió permiso en su trabajo de agente de policía en la base Motorizada I del Comando Radioeléctrico en Capital, y enfiló hacia su casa en el Peugeot 206 de un familiar, con tan poca suerte que a dos cuadras de llegar chocó el costado izquierdo de una Renault Kangoo que iba delante suyo y giró imprevistamente, dijeron en la policía.
Así, la joven pareja coronaba una semana en seguidilla de situaciones desgraciadas que habían empezado el domingo pasado, cuando el agente José Esteba perdió su billetera con unos 2.500 pesos de su sueldo durante un operativo policial, dijeron ayer sus familiares.
¿Qué inició el incendio de la casa? un cortocircuito en el televisor, fue la primera conclusión de los bomberos.
"Cuando desperté vi todo en llamas, busqué a los niños y corrí a la calle. No sabía que mi cuñado estaba en la casa (de adelante). Qué desgracia Dios, se nos juntó todo", decía ayer, conmovida, Elina Castro. "Fue una desgracia pero con suerte, porque están todos vivos y bien que es lo que importa", aseguró a su vez el suegro de Elina, Ruperto Juan Esteba.

