Manuel Palacios recordaba ayer, entre lágrimas, que eran como las 11.30 cuando salió a comprar pan para el almuerzo y vio humo en la pequeña construcción que ocupa su hijo Angel (22) con su pareja María Eugenia Muñoz (19) y la pequeña de ambos, Melani (1 año y medio). La escena de los dos piezas de adobe y cañas envueltas en humo y llamas con la puerta principal cerrada, lo llevó a imaginar lo peor: "pensé que dormían", dijo ayer. Por eso no lo dudó: arremetió contra la puerta y una bocanada de fuego le chamuscó los cabellos, pero no pudo hacer nada más. Enseguida se ponía a intentar combatir el fuego con los vecinos hasta que llegaron los bomberos y evitaron que el siniestro se propagara a otras de las viviendas de las tres familias que viven en el lugar.
Cuando el siniestro fue controlado, quedó una certeza inapelable: fueron totales las pérdidas por ese incendio iniciado por un cortocircuito en la precaria instalación eléctrica del dormitorio, pero por suerte los peores pensamientos de Manuel no pasaron de ser eso, porque adentro no había nadie. Su hijo había salido a hacer una changa como albañil, y su nuera y su nieta hacían un corto paseo con la familia del cuñado de la joven.
Todo pasó en una precaria construcción que los Palacios ocupan en el fondo de la casa de Manuel, ubicada en el 625 Sur de la calle Rivadavia (media cuadra al Sur de Boulevard Sarmiento) en la Villa San Damián, Rawson.
Dos camas completas, una heladera, un aparador, un televisor, una radio, una computadora, una cocina, una bicicleta, una moto Gilera 200cc., un equipo de audio, una mesa y 6 sillas, una pala y otras herramientas de Angel, el ropero con toda la ropa, el DNI de la nena y hasta sus medicamentos para combatir el cuadro de bronquitis que presenta sucumbieron ante el implacable fuego, que dejó inhabitable las dos habitaciones que ocupaban.
"Tanto que cuesta conseguir las cosas para que nos pase esto", alcanzó a decir la joven, con el rostro mojado en llanto.

