Una pelea entre dos familias de un barrio en Santa Lucía por un conflicto entre sus pequeños hijos, terminó en la noche del sábado con la madre de uno de los niños muerta. Vecinos y los propios familiares de la víctima aseguraron a este diario que la fallecida había sido atacada a golpes y pedradas. Y en la Policía terminaron por meter presos esa misma noche a dos de los rivales de la fallecida, su vecina y su concubino, porque dos testigos aseguraron haber visto cuando el hombre lanzó una gran piedra (secuestra en la Policía) que dio en la cabeza de esa mujer, madre de cuatro chicos de 15, 13, 8 y 7 años, dejándola sin chances de supervivencia.
Sin embargo ayer en la siesta, la familia de Laura Cristina Cabeza (38), supo que no había muerto a causa de una lesión en su cuerpo provocada por el golpe de un elemento contundente como se creía, sino por sus problemas al corazón y su obesidad: pesaba alrededor de 150 kilos y tenía el corazón más grande que lo normal, dijeron voceros familiares y fuentes judiciales.
Entonces se abrió la polémica que ahora deberá ser resuelta por el juez de Instrucción Guillermo Adárvez. Este magistrado deberá decidir si cabe o no atribuirles un crimen a Mónica Aguirre y su pareja Gastón Díaz (padres de siete chicos), los únicos detenidos por el caso, pues parece claro que Laura Cabeza no hubiera fallecido si no la hubieran increpado violentamente la tarde del sábado.
Fuentes judiciales consultadas por este diario dijeron que, en principio, podría investigarse un posible homicidio preterintencional (excarcelable) es decir aquel delito contra la vida en el que inicialmente la intención del autor no es matar sino provocar un daño en la salud del otro. En este caso, hay testigos que hablan de al menos 7 personas tirando piedras contra la mujer y su casa, la 2 de la manzana D del barrio Santa Lucía Norte.
Pero el debate queda abierto porque voceros judiciales aseguraron que el médico forense Alejandro Yesurón no detectó en la víctima las lesiones propias de un ataque. Así -estimaron- no podría atribuirse a los detenidos los problemas de salud, sobre todo al corazón, que padecía Cabeza. Todo ocurrió alrededor de las 19,20 del sábado en la manzana D del barrio mencionado. Según los vecinos, a esa hora Díaz, Aguirre y otros familiares llegaron a la casa de Cabeza a increparla porque uno de sus chicos había sufrido un corte en la cabeza durante un juego con el menor de los hijos de Cabeza, el de 7 años. Según los vecinos, ambos niños, en un descampado, rompían piedras al golpear unas contra otras (le llaman jugar a las ‘bochas’) hasta que un momento el hijo de Cabeza destrozó una roca y uno de los pedazos salió despedido e hirió la cabeza del otro chico. Esa lesión originó una violenta discusión, con pedradas incluidas, que terminó cuando Laura intentó sostenerse del marco de la puerta y cayó al piso. Al hospital ingresó a las 19,50; murió a las 20,15.
Entonces los vecinos quisieron quemar la casa de los atacantes, señalados en el barrio como conflictivos, pero la Policía lo evitó.

