Un episodio confuso se presentó el miércoles pasado en el boliche La Llorona. Alrededor de las 4, Esteban Moya, sus dos amigos y su sobrino estaban bailando en el interior del local ubicado en Avenida Rioja casi Maipú, Concepción (Capital). En un momento hubo un malentendido, una joven se llevó un par de tragos que no le correspondían y Moyaa la encaró para reclamarle. Hubo una breve discusión que desató otros lamentables episodio de violencia patovica.
Uno de los responsables de la seguridad del local pasó el brazo por el cuello de Moya y lo ahorcó. El hombre, de 35 años, se resistió y sus compañeros de noche lo defendieron. Otros patovicas se acercaron a la zona de conflicto y los escoltaron a la salida. Una vez afuera del boliche empezaron los reclamos, que no fueron ellos los desubicados, que ellas tomaron lo que no era suyo, que el trago era de ellos, etc. Hasta ahí todo normal, hasta una reacción violenta e injustificada de uno de los hombres de seguridad. "Mientras yo estaba hablando con uno de los patovicas, otro empezó a golpear a mi amigo y a darle patadas, entonces yo me voy a empujarlo -por el agresor- y el tipo con el que yo hablé me madrugó de atrás, me tiró al piso y me empezó a dar patadas", relató Moya a DIARIO DE CUYO.
Por supuesto que la escena es diametralmente diferente al episodio ocurrido en Villa Gesell y que mantiene la atención de todo el país. Sin embargo, ¿qué podría haber sucedido si un golpe resultaba desafortunado? No ocurrió, empezó una trifulca. Según Moya, los patovicas, que eran bastantes aunque no recordaba el número exacto, les dieron una salvaje golpiza y todos terminaron en el Hospital Rawson con lesiones -salvo uno de los amigos que escapó corriendo-. No sin antes tener una estancia en la Comisaría 2da, debido a que los uniformados se hicieron presentes en la puerta del boliche por los desmanes en la vía pública. Estuvieron en la Seccional hasta las 9 del otro día, cuando el médico legista pidió el traslado al nosocomio provincial. "Mi sobrino vomitaba sangre de los golpes", contó con indignación Moya, que es remisero.
Finalmente, una vez en la Sala de Urgencias, familiares de los agredidos llegaron a buscarlos. Molla dijo que recién en la mañana de este viernes pudo componerse del traumatismo encéfalo craneano, el fuerte golpe en el rostro y en la parrilla costal derecha. Por lo que efectuaría la denuncia en lo que queda del día.