River Plate ya había liquidado el pleito con un categórico 4 a 1 el domingo a la noche sobre Sportivo Desamparados y en las afueras del Estado del Bicentenario, en Pocito, Guillermo Clavero (45) insistía al chofer de un micro de la empresa Mayo para que partieran, urgente.
“Chofer apúrese, vámonos porque está por salir la barra de Sportivo y siempre hacen lío”, fue el repetido pedido de Guillermo, preocupado más que nada por su hijo Facundo (10). Pero el conductor -según Clavero- le respondió que no podía porque el inspector esperaba llenar un poco más la unidad antes de salir. Guillermo había tomado la precaución de salir 15 minutos antes del final del encuentro, pero la demora afuera fue fatal: cuando abrieron las puertas un grupo se abalanzó entre los autos y atacó por lo menos dos micros a pedradas. Una impactó en la ventanilla de su hijo que rompió en un llanto desconsolado. Otras dos pasaron directo a la sien izquierda y al brazo derecho de Clavero, que entonces resolvió tirarse al piso (como todos) cubriendo a su hijo con su cuerpo. Ahí, los vidrios rotos provocaron numerosos cortes en las piernas y los brazos del niño.
“Fue un infierno de cinco minutos pero a mí me pareció una hora. Y la sacamos barata porque en el colectivo había también un niño de 2 años y pudo haber pasado algo más grave. Cuando se fueron sólo un vidrio del costado derecho del micro quedaba sano. Y salgo a decir esto para que no se repita porque la organización no debió permitir la salida de estos inadaptados habiendo micros con hinchas de River afuera, yo conozco a la barra de Sportivo y siempre hacen daño, ganen o pierdan”, criticó Clavero.

