"No vaya a ser que me estés haciendo el cuento del tío", le advirtió la jubilada a ese hombre bien vestido, que fingió ser "el contador Gonzalo Díaz", mandado por su hija desde un banco. "No, nada que ver", dijo el sujeto, que desapareció luego de recibir los 7.550 dólares (963.380 al precio oficial del dólar turista de ayer) y numerosas joyas de oro que eran de su hija y que atesoraba como nadie, porque con ese dinero tenía un sueño: comprar una carpeta del IPV para poder tener su propia casa, una donde su madre no tenga que subir y bajar escaleras como ahora, a causa de los múltiples problemas de salud que padece: diabetes, hipertensión, problemas de corazón y oculares. Habían pasado unos minutos de las 13 de ayer cuando esa mujer de 68 años bajó hasta la planta baja de su departamento en Rawson, convencida de que había hablado por teléfono con su hija, quien le recomendaba juntar los billetes de 100 pesos para cambiarlos por otros porque sólo quedarían en circulación los del ciervo; también los dólares porque algunos dejarían de circular y las joyas de oro (cinco anillos, cuatro cadenas, un reloj y tres pulseras, más otra de oro y plata), porque había abierto una caja de seguridad en el banco para guardar todos esos valores.
La mujer cayó en la cuenta del engaño recién cerca de las tres de la tarde, cuando su única hija Yanet Navarro (33), llegó con su nene del comercio que hace dos semanas abrió con una socia en Pocito. Según la joven, le llamó la atención ver en su habitación la billetera sin los dólares, el alhajero abierto y todo revuelto. "Mamá ¿qué hiciste con los dólares?" le preguntó a la mujer, que estaba en la cocina. "Se los di al contador Gonzalo Díaz, como me dijiste cuando hablé por teléfono con vos", le contestó la jubilada.
Y entonces Yanet sintió una de las peores sensaciones de su vida. Porque ese dinero (parte de la herencia paterna y parte ahorros) era para comprar la carpeta de una casa. "Le pido a los jóvenes que hablen con la gente mayor, que inventen una palabra clave, para que se den cuenta o que les digan que corten y no les pase esto. Yo trabajo, a mi nadie me ayuda y no es para nada justo que se lleven así todo el esfuerzo de mi familia", dijo la joven.