Deolinda Elizabeth Godoy (28) y Gerardo Cayetano Riveros (29) deben volver a la cárcel para cumplir lo que les resta de la condena de 15 años que, el 19 de noviembre de 2013, les impuso el juez José Atenágoras Vega (Sala II, Cámara Penal) por matar a Kevin Borquez (9) la tarde del 3 de mayo de 2011 en el barrio Villa Paula, Chimbas. El niño miraba un violento altercado entre el exconcubino y padre de los hijos de la hoy condenada con otros vecinos a los que acusaba de robo, cuando llegó en moto Godoy con su entonces pareja Riveros. Esa vez, el joven le pasó un arma a la mujer y ésta efectuó dos disparos al tumulto, atravesando con una de esas balas la cabeza del pequeño Kevin.
El mismo juez Vega ordenó ayer a la Policía recapturar a ambos condenados (libres por vencerse el plazo de prisión preventiva), luego de que los ministros de la Corte de Justicia, Juan Carlos Caballero Vidal, José Abel Soria Vega y Adolfo Caballero, confirmaran su sentencia. La Corte desestimó así las quejas de la defensa para revertir el fallo por ‘arbitrario’. Y rechazó otro pedido para reclamar ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, dijeron fuentes judiciales.
Godoy y Riveros habían sido detenidos el mismo día que murió Kevin. Y debían ser enjuiciados antes de cumplir dos años detenidos, pero eso no ocurrió y la misma Sala II prorrogó un año más su prisión preventiva.
Sin embargo, la Corte adhirió al pedido de libertad de la defensa. Entendió que no había motivos legales válidos para esa prórroga y ordenó liberarlos cuando llevaban 2 años y 6 meses presos. Por esa razón ambos llegaron al juicio en libertad.
Durante el debate, el defensor de Godoy intentó imponer la teoría de que la mujer actuó en legítima defensa de su exconcubino y de su casa, en la que aún vivían sus hijos. O en todo caso pidió considerar el caso como un exceso en la legítima defensa. El defensor de Riveros argumentó que su cliente no sabía que ella estaba armada y nunca pasó el arma.
Sin embargo el juez Vega consideró, igual que la fiscalía, que la mujer había matado con dolo eventual, porque sabía que al tener un revólver y disparar podía dañar o matar a alguien y aún así gatilló, sin importarle nada. Al cierre de esta edición no eran recapturados.

