Alberto Alejandro Silva (48) empezó a tener problemas con la justicia, cuando amenazó a su víctima con abusar de su hermanito. Entonces el miedo provocó un efecto inverso al que esperaba, porque en lugar de seguir siendo blanco de depravados intentos de violación y callarlo todo por miedo a que mataran a sus papás o su propio hermano, la pequeña no quiso ver al nene sufriendo los mismos tormentosos embates contra su sexualidad y le contó todo a su mamá. Tal revelación cuajó en una denuncia el 30 de agosto de 2010 y, ayer, Silva fue condenado por esos graves ultrajes sexuales a 9 años y 6 meses de cárcel, por los jueces Félix Herrero Martín, Juan Carlos Peluc Noguera y Ernesto Kerman (Sala II, Cámara Penal).
Esa misma pena había aceptado recibir Silva en un acuerdo de juicio abreviado celebrado la semana pasada entre su su defensa con la fiscal Alicia Esquivel Puiggrós, dijeron fuentes judiciales.
Silva llegó a la familia de la víctima en 2005, siendo novio de su tía. Para entonces la nena tenía 7 años y Silva convivía con ella en la misma casa, aunque dormía en un sillón y eso le daba una ventaja: se levantaba antes que los padres de la nena y se metía a su habitación.
Dos años después, a fines de 2007, Silva se casó con la tía de la nena y pasó a vivir con su esposa (ahora ex) en una casa ubicada a pocos metros. Entonces sus oportunidades se multiplicaron, porque allí tuvo más tiempo y más espacio para dar rienda suelda a sus desvíos. Es más, como tenía buen concepto en la familia, los padres de la nena hasta le confiaron que fuera a dejarla y buscarla luego de tomar unas clases privadas dos días por semana, dijeron fuentes judiciales.
En auto, en un baldío, en su casa, los intentos de violación se reiteraron en el tiempo, con exhibiciones de pornografía en su computadora y también su teléfono celular. Hasta que terminó entrampado en su propio juego de perversidad.

