Último pasaje, casi 6 de la mañana. Ayer, Cristian Marcelo Arroyo (30 años, padre de tres hijos pequeños) terminaba de dejar a una pareja en Maradona casi 25 de Mayo, Chimbas, cuando pegó la vuelta despacio: contaba el dinero que debía entregarle al dueño del auto y regresar a casa a descansar luego de su trabajo nocturno como chofer de la firma Oeste Remis. Manejaba algo distraído cuando vio que lo sobrepasaron dos sujetos en moto a los que no les dio importancia.
Tampoco les prestó atención cuando se volvieron en sentido contrario. Pero la situación, de un rato para otro, se tornó complicada, pues en un momento se le pusieron a la par y el conductor, con un revólver, le pidió plata.
"No tengo nada", les dijo Arroyo cuando recibió un golpe en el antebrazo izquierdo que apoyaba en la ventanilla. Y allí recibió otro golpe que lo sacó de sí y le agarró el arma al delincuente. Fue la reacción más peligrosa, porque en ese momento sintió el ruido del gatillo. "No salió la bala y entonces dije "éste se quiere hacer el vivo" y me bajé a pelear", dijo ayer el joven.
Arroyo contó que logró conectar algunos golpes, pero la mayoría pudo más y en segundos se veía atacado a cachazos en la cabeza por los dos delincuentes, que al final se salieron con la suya y le llevaron entre 800 y 900 pesos y un teléfono celular.
"Estaba enceguecido, ahí pensé en seguirlos para atropellarlos pero a los 50 metros me volví porque perdía mucha sangre y empecé a sentirme mal. Cuando iba por Maradona al Sur, unos 300 metros antes de Benavídez (en Chimbas) le avisé por otro teléfono a base y al dueño del auto y al ratito llegaron mis compañeros. Lo último que recuerdo es que caminé unos pasos para subir a la ambulancia y ahí me desmayé. Me desperté 3 horas después en el hospital", dijo ayer el joven en su casa, con las marcas del furioso ataque en su antebrazo izquierdo, en su rostro y cortes en la cabeza.
"Es la primera vez que me roban, porque siempre que intentaron asaltarme les hice frente y nunca me llevaron nada. Y lo volveré a hacer porque me indigna que uno se pele trabajando para que te lleven lo tuyo en dos segundos. Voy a seguir trabajando en esto porque no tengo otra cosa, pero me da mucha bronca… no voy a dejar que le saquen la comida a mis hijos", dijo Arroyo.

