Los dos empleados de la Centro Educativo Terapéutico Huarpes que eran buscados desde el lunes por el caso de un chico con síndrome de Down que fue abusado sexualmente, se presentaron ayer en Tribunales y quedaron presos. Los directivos del colegio defendieron la institución y salieron a pedir una investigación más amplia, mientras que la madre del niño aseguró que en la entidad "sabía de la situación de mi hijo desde junio" y ahora "intentan tapar todo para no quedar mal".

Los dos involucrados son Carlos Carrizo (30) y Martín Díaz (23), quienes se desempeñan como "auxiliares de sala" en ese establecimiento privado para chicos especiales de Rivadavia, informaron fuentes judiciales y policiales. Ambos tenían pedido de detención desde el lunes pasado por orden del juez Leopoldo Zavalla Pringles, del Primer Juzgado de Instrucción, en el marco de una causa por presunto abuso sexual agravado. Ayer, después que este diario hizo público el caso, ambos se presentaron en el Juzgado en compañía de su abogada y ahí se les comunicó que quedaban detenidos. Anoche, permanecían alojados en la Central de Policía. Fuentes judiciales revelaron que tanto Carrizo como Díaz, ya habían solicitado tiempo atrás un pedido de eximición de prisión. Y es que el caso se venía investigando desde junio, cuando la madre del chico -de 13 años- denunció el supuesto abuso sexual ante el fiscal Fabrizio Médici. En esa denuncia, la mamá señalaba que desde noviembre del año pasado notaba problemas en su hijo. Que después, el propio menor empezó a contar que Carlos (por Carrizo, que le daba clases de folclore) y Martín (el otro empleado del colegio) supuestamente abusaban de él, relató la madre, quien ayer habló con DIARIO DE CUYO.

"Mi hijo estuvo 6 años en esa escuela y jamás tuve una queja sobre el personal. Pero a fines del año pasado, empezó a venir mal y triste. Al tiempo, cuando me entero que aparentemente había sufrido un abuso, me reuní con los directivos y los docentes para ver qué pasaba con mi hijo. Les pedí ayuda, aunque sea que le hicieran un test psicológico para saber qué tenía. Y la única respuesta que recibí fue que debía sacar a mi hijo del colegio; a sea, lo echaban", dijo la mujer.

Hubo que esperar meses para que se practicaran algunas pericias. Pero fue el informe de un médico del Poder Judicial el que reveló que el niño presentaba lesiones físicas compatibles con un abuso sexual, según fuentes judiciales. Eso fue determinante para que el juez Zavalla Pringles ordenara la detención de los dos empleados denunciados. La mamá del chico dijo: "mi hijo nombra a esas dos personas. Y todos saben que estos chicos no mienten. Es muy grave lo que pasó y no me importa lo que digan las autoridades del colegio, me importa más mi hijo que no puede defenderse".

De todas formas, por ahora sólo hay sospechas contra los dos empleados. En los próximos días serán indagados y de ahí en más también entrará a tallar el papel de la defensa que, asegura, tiene cómo demostrar la inocencia de ambos.