El juez de Instrucción Benedicto Correa cerró la investigación de un polémico y resonante caso y lo elevó a juicio. Es el que tiene al empresario Hugo José Naranjo (70) sospechado de cometer el delito de "administración fraudulenta", para quedarse ilegalmente con las 71,5 hectáreas y el millonario emprendimiento para cría de cerdos "Campo Fértil" en 9 de Julio, hace más de 10 años. Con Naranjo también llegan a juicio el contador Alberto Gabriel Castro (63) y su hija Jimena Noemí Castro (38). Pero la duda ahora es si los acusados se sentarán efectivamente en el banquillo, pues Castro y su hija tienen domicilio en Buenos Aires. Y una fuerte versión indica que Naranjo se fue a vivir a Chile, dijeron fuentes judiciales.
"Escobar Sacifi" había puesto en venta "Campo Fértil" luego de la grave crisis económica del país en 2001. Naranjo, por entonces hombre de confianza de esa firma, fue apoderado en esa operación en la que el comprador, "Grupo Agropecuario Argentino" (representada por los Castro) lo designó como fiscalizador y luego como apoderado también de la empresa compradora, con una condición: no podía vender los bienes.
Sin embargo quienes tomaban decisiones del lado de los compradores, Gabriel Castro y su hija Jimena, levantaron luego esa prohibición y Naranjo terminó autovendiéndose el millonario emprendimiento en apenas $205.000. Esa forma "defraudatoria" de transferirse los bienes fue lo que denunció el presidente de "Escobar Sacifi" Ángel Eduardo Fornasari, en febrero de 2009.
En su defensa, los sospechosos plantearon múltiples recursos para derribar toda la causa y pidieron ser desligados con un sobreseimiento, incluso por prescripción. Pero distintas instancias judiciales, hasta la Corte de Justicia, confirmaron la sospecha de que hubo un fraude y ahora los jueces de la Sala III de la Cámara Penal decidirán si Naranjo y el resto de los sospechosos deben o no ser condenados.
La denuncia contra Naranjo ocurrió luego de que éste hubiera sobrevivido a un intento homicida en su contra, la noche del 27 de mayo de 2006, en sus céntricas oficinas de calle Mitre. Esa vez, el excomisario Alejandro "Parraco" Pereyra le disparó seis veces y cinco de esas balas fueron a dar a la cabeza de Naranjo. Tras la balacera, Pereyra y otro expolicía que lo acompañaba y luego se suicidó (Ricardo "Yeta" Páez) prendieron fuego a todo y se fueron.
Pero Naranjo se salvó de milagro. Las balas no lograron perforar su cráneo, se arrastró hasta la calle a pedir ayuda y los denunció. Al cabo de un juicio, Pereyra fue condenado a 17 años de cárcel.
La estafa que le atribuyen a Naranjo y los demás imputados se castiga con penas de entre 1 mes y 6 años de cárcel.