Ramón Luis Guerra (67) hacía el mismo camino de lunes a lunes, dos veces al día: a primera hora de la mañana iba a buscar el pan y por la tarde las semitas que salía a vender para sumarle unos pesos a su jubilación y, de paso, para mantenerse activo y entretenido. El recorrido implicaba pedalear bastante, porque arrancaba desde su casa en Caucete, cruzaba a San Martín -donde un panadero amigo le proveía la mercadería- y luego regresaba, vendiendo en el camino y al último a sus vecinos.
Cuentan en la zona que no parecía tomarlo como un trabajo. Al contrario, lo hacía con total alegría, bromeaba con los clientes y sonreía cuando le gritaban los niños. Sin embargo, todo eso quedó sepultado para siempre porque ayer fue atropellado por un presunto remisero trucho y no tuvo escapatoria.
La desgracia fue alrededor de las 7, en Caucete. Guerra había salido de su casa en Las Talas, al lado del cementerio municipal, y enfilaba hacia Villa Dominguito cuando encontró la tragedia. Fue cuando se dirigía en su bicicleta por Divisoria hacia el Oeste. Según fuentes judiciales, luego de pasar Enfermera Medina y antes de llegar a La Plata, fue embestido desde atrás por un Renault 9 que un chico llamado Facundo Exequiel Millycay (19) conducía en el mismo sentido.
El impacto fue violento, al punto que la bicicleta quedó incrustada en la parte frontal del auto, siendo arrastrada unos 40 metros. La hipótesis es que el cuerpo de Guerra impactó contra el parabrisas y fue despedido al pavimento, produciéndose su muerte prácticamente en el acto.
El caso es investigado por la UFI Delitos Especiales. Según las averiguaciones de los pesquisas, el conductor del Renault 9 hacía las veces de remisero de la zona y al momento del siniestro llevaba un pasajero. Sin embargo, luego del choque y antes de que llegara la Policía al lugar, esa persona se retiró, creen las autoridades, por pedido de Millycay. Es por eso que ayer la investigación estaba concentrada en dar con el paradero de ese pasajero, cuyo testimonio puede ser fundamental para la investigación.
Por lo pronto, el automovilista quedó detenido, acusado de homicidio culposo (matar sin intención).
Guerra no tenía pareja ni hijos. Vivía con un sobrino y desde hacía aproximadamente un año que se dedicaba a vender pan y semitas. Antes de eso hacía changas.
"Era muy divertido, cariñoso y guapísimo. Estamos muy tristes y queremos saber bien qué pasó, porque él nunca tomaba y siempre andaba bien, iba bien por la orillita porque yo siempre le decía que tuviera cuidado con los autos", dijo con mucho dolor su sobrina Verónica Arce. Lo que más apesadumbraba a la familia era que Guerra cuidaba mucho su dinero "por si le pasaba algo", quizás sin disfrutar de lo que conseguía con todo su esfuerzo. El destino no le dio ninguna chance.