‘Ya le había dicho que dejara de trabajar, porque los ataques lo agarraban en cualquier parte y le podía pasar cualquier cosa. Pero no me hizo caso y siguió trabajando porque quería ayudarme’. Cristina Ahumada de Belén reprochaba la terquedad que tuvo siempre Martín, el mayor de sus 10 hijos, porque, al parecer, esa obstinación jugó un papel clave en su desgraciado final. El muchacho sufría ataques de epilepsia que lo dejaban inmóvil y ayer en la tarde cuando pedaleaba al trabajo -se supone- una de esas imprevisibles descomposturas lo afectó en el lugar equivocado: avenida Paula A. de Sarmiento, justo encima del tramo que pasa sobre el canal Benavídez, Capital.

En la Policía dicen que una vecina lo vio caer al cauce con su rodado y llamó al 911. Los efectivos llegaron rápido y lo rescataron en una usina cercana, pero a pesar de sus esfuerzos no pudieron evitar el trágico desenlace, informaron fuentes policiales. Al parecer, el cuerpo del muchacho no tenía lesiones visibles comparables con las de un ataque, pero de todos modos, esperarán el resultado de la autopsia para despejar cualquier duda.

La víctima se llamaba Martín Adrián Belén, vivía con su familia en la Villa San Patricio, Chimbas, tenía 28 años y desde los 11 sufría ataques que lo dejaban inmóvil por unos minutos. Ese problema y una seria lesión en la pierna derecha que lo dejó rengo, fueron las secuelas que le quedaron al muchacho luego de ser atropellado cuando era niño, precisó su madre.

Cristina Ahumada explicó también que su hijo trabajaba casi todos los días en un negocio de ‘La Esquina Colorada’ (Ignacio de la Roza e Hipólito Yrigoyen) y por eso siempre hacía el mismo recorrido: pedaleaba al Oeste por Benavídez y luego doblaba al Sur por Sarmiento.

El desgraciado final de Martín Belén ocurrió alrededor de las 19 de ayer, cuando enfilaba rumbo a su trabajo. Luego de caer y ser rescatado sin vida del agua, la Policía ubicó a Sergio Belén, tío del joven. Ese hombre fue quien se acercó hasta la usina y reconoció al muchacho.