Un viaje de negocios terminó de la peor manera para un hombre y para un amigo que lo acompañaba, ambos de San Juan, quienes murieron al volcar en la provincia de Entre Ríos.

Las víctimas fueron Roberto Balmaceda (46), oriundo de Sarmiento, y David Navarro (42), de Pocito. El primero de ellos se dedicaba al comercio de maderas, principalmente a la fabricación y venta de pallets, confiaron desde su entorno. Es por eso que había planeado el viaje a Entre Ríos, puntualmente a Paraná, donde la actividad maderera es muy fuerte. Y había invitado a su amigo David, para que le diera una mano haciendo contactos y cerrando posibles operaciones. Sin embargo, nada de eso pudo ser porque antes de llegar a destino la tragedia los cruzó.

Roberto Balmaceda (46).

 

El siniestro fue el jueves por la tarde, alrededor de las 16, en la Ruta 127, en la zona entrerriana de El Pingo. Las víctimas, que habían salido de San Juan el pasado miércoles, transitaban en un Toyota Etios que habían alquilado en Mendoza, aseguraron sus familiares.

La prensa entrerriana informó que quien conducía era Navarro, pero eso fue desmentido por su entorno, desde donde dieron a conocer que él no sabía manejar. Así, se cree que era Balmaceda quien guiaba el vehículo. Al parecer la alta velocidad y el mal estado de la ruta les jugaron una mala pasada y terminaron despistando.

David Navarro (42).

 

El auto quedó volcado en el interior de un campo y ninguno de sus ocupantes pudo sobrevivir a las graves lesiones que sufrieron.

Además de vender pallets, Balmaceda era el encargado y panteonero del cementerio de Cieneguita, el distrito sarmientino donde vivía y donde tenía su casa. El año pasado se había casado con una mujer chilena y no tenía hijos, pero sí dos perros a los que quería como tales. Eso contó su prima Verónica Jaime, quien dijo que "era un hombre muy bueno, de gran corazón y muy cercano a la Iglesia. Tuvo una juventud rebelde y luego hizo un cambio rotundo, estaba siempre a disposición de todos y por eso era muy querido".

En tanto, Navarro vivía en el Barrio Cruce de Los Andes, en Pocito, junto a su pareja y sus tres hijos, de 18, 15 y 13 años. El hombre era jornalero pero últimamente se dedicaba a atender un almacén tipo 24 horas que había puesto en su casa. "No va a haber otro igual, era excelente esposo, excelente padre, excelente tío", lo describió su sobrina Natalí Navarro, al borde del llanto.

Está previsto que los cuerpos lleguen el lunes próximo a San Juan.