
El día después para el dueño y los cinco empleados de "Dosier", la fábrica textil de Capital que fue atacada por ladrones el pasado jueves, no fue fácil. "Quedás un poco traumado", reconoció ayer uno de ellos. Y no es para menos: los delincuentes irrumpieron a punta de arma, los amenazaron, los tuvieron encerrados en un baño, hirieron a uno al golpearlo en la cabeza y escaparon con cerca de $400.000 en efectivo.
Todo pasó en la sede de la empresa en Falucho entre Sarmiento y Entre Ríos, en Concepción. Y el miedo seguía latente entre los empleados el desagradable recuerdo. Quedó demostrado también hasta cuando un cliente se paraba en la puerta y tocaba el timbre. "Ahora no confiamos en nadie", dijo un encargado. Es que nunca se imaginaron que el uniformado que llegó al local a eso de las 8.30 del jueves no era ningún policía. Era un ladrón con el uniforme azul. Ese engaño le sirvió para que desde el otro lado nunca sospecharan que en realidad iba a robar y le abrieran la puerta. Detrás de él ingresaron otros dos, y les hicieron saber a qué iban. "Nos encañonaron y en todo momento nos pedían la plata, querían la plata", sostuvo uno de los chicos que pasó por el traumático hecho. Y admitió que el momento en que sintió más temor fue cuando uno de los malvivientes atacó a uno de sus compañeros: para amedrentarlo, le partió la cabeza de un culatazo, y obligó a trasladarlo hasta un centro de salud una vez que los delincuentes se fueron. Le hicieron puntos para cerrarle la herida, indicó.
El encargado explicó ayer que si el dueño de la empresa, de apellido Lobillo, se demoraba más, tal vez los delincuentes se hubieran ido con las manos vacías. Pero apenas llegó y dejó la bolsa con el dinero sobre un gran mesón, aparecieron los delincuentes. ¿Lo estaban siguiendo? "No lo descartamos", dijeron desde la marca. Con ese dinero Lobillo iba a pagar sueldos y también tenía que depositarle a proveedores.
Antes de marcharse, los asaltantes encerraron en un pequeño baño a los cinco empleados y al dueño, y huyeron. Se cree que había un cuarto cómplice esperándolos afuera. Cuando dejaron de escuchar ruidos, uno de los trabajadores salió por una banderola y destrabó la puerta.
Ayer las diferentes divisiones de investigación de la Policía seguían trabajando para tratar de dar con los ladrones. Hasta anoche no había novedades sobre posibles sospechosos.
