Priscila seguramente se llevó una parte de su padre. Sergio Schiany (36) está derrumbado, y no es para menos, porque sobre las 17 de hoy le comunicaron lo que jamás hubiese querido escuchar: que su hija había dejado de respirar.

"Mi alma está destrozada", alcanzó a escribir Sergio en un mensaje que envió a este diario a las 18.45, cuando se le consultó si era cierto lo que había escrito su suegra minutos antes en un estado: "Muy triste noticia, ha fallecido Priscila".

El hombre siempre se había mostrado esperanzado en que su hija iba a poder superar el delicado cuadro que presentaba desde las 14 del domingo 16 de agosto pasado, cuando se accidentó en el frente de su casa de la Villa Alcira, en Albardón. Lo demostró en los 17 días en los que la pequeña estuvo internada. Miércoles 19 de agosto, 9.06: "Cuando mi Priscila tenga el alta estaré feliz. Ella saldrá y eso será una bendición para todos". Viernes 21, 12.27: "Un milagro va a suceder. Confío en todos los médicos, enfermeros y especialistas que están trabajando segundo a segundo. Y confío en Dios más que nunca…toda mi fe esta centrada en ella". Domingo 23, 18.15: "Tengo mucha fe en Dios, Él me la sanará. Para los médicos es irreversible, pero para Dios esa palabra no existe. Esperaré el milagro". Jueves 27, 21.47: "Tengo fe de que mi bebota en los próximos días nos dará una gran sorpresa, es muy fuerte y va a superar esto. Esperamos ansiosos que Dios nos conceda el milagro".

Todos esos mensajes envió a este diario, acompañados de pedidos de oración, pero lamentablemente el peor final no pudo ser evitado. Y aún así, en el peor momento de su vida, Sergio le colocó una curita a su corazón. Martes 1 de septiembre, 18.46: "El cielo se abrió y eligió al Ángel más bello que habitaba, entonces la invitó a subir".

 

 EL ACCIDENTE 

Priscila Schiany Fragapane (1 año y 6 meses) había quedado al borde de la muerte alrededor de las 14 del domingo 16 de agosto pasado, a causa de un accidente en el frente de su casa en el 299 de la calle San Lorenzo, en la Villa Alcira, Albardón, en el que estuvo involucrado Sergio Schiany (36), el padre. En un principio se dijo que el hombre la había atropellado sin querer con la camioneta de su trabajo, pero luego él mismo lo desmintió. "Yo no atropellé a mi hija. Ella se apoyó en el portón de atrás de la camioneta y cuando salí ella cayó de espalda al piso y se golpeó la cabecita", había explicado.

La versión que habían dado los familiares indicaba que durante la semana había sido el cumpleaños de Anabella Fragapane, madre de Priscila, y que ese domingo se juntaban a festejar.

La desgracia ocurrió cuando Sergio fue a la casa a dejar la torta. El hombre trabaja en una carnicería y había ido en una camioneta Fiat Qubo de la firma a hacer eso y luego se iba a dejar el vehículo a la casa de su patrón. "Le pasó la torta por la ventanilla a Anabella. Parece que la bebé salió detrás de ella y ninguno de los dos la vio", había relatado a este diario Silvia Díaz, abuela de la pequeña y suegra de Sergio.

Una vez que el hombre puso primera, a los metros lo detuvieron los gritos de su mujer. Priscila estaba tendida en la calle y perdía sangre por la cabeza. El día del hecho y en los posteriores, entre los vecinos circularon muchas versiones. Nadie se explicaba cómo la criatura había terminado tan grave.

El padre luego brindó su versión: "Yo no atropellé a mi hij. Ella se apoyó en el portón de atrás de la camioneta y cuando salí ella cayó de espalda al piso y se golpeó la cabecita".

Lo concreto es que Sergio de inmediato se bajó y, en medio de la desesperación, cargó a Priscila en la misma Qubo y partió con una vecina al hospital departamental, desde donde la derivaron en ambulancia al Rawson.

El parte médico cuando ingresó Priscila indicó que presentaba traumatismo encéfalo craneano grave, con herida cortante en el cuero cabelludo, y politraumatismo. A las horas fue operada de la cabeza.

Hoy, 17 días después, falleció.