Pena atenuada por matar en estado de emoción violenta. Prisión perpetua por homicidio agravado por alevosía. O 14 años de cárcel por homicidio simple. Entre estas alternativas de castigo deberán decidir hoy los jueces de la Sala III de la Cámara Penal (Eugenio Barbera, Ricardo Alfredo Conte Grand y Eduardo Gil), al momento de fallar como cierra el resonante caso del crimen del oficial inspector Mario Alberto Vega (52), ocurrido la noche del 12 de diciembre de 2011 en un hotel por horas de Chimbas. Vega recibió 11 cuchillazos del joven al que contrataba para tener sexo, el confeso homicida Pedro Renzo ‘Titi’ Zamora (25).
Ayer, en los alegatos, la fiscal Leticia Ferrón de Rago modificó la calificación original de la acusación, porque a su entender no hubo prueba para sostener que el crimen estuviera agravado por el ensañamiento (hacer sufrir a la víctima), la alevosía (atacar a alguien indefenso) y menos por la condición de Vega de funcionario público, ya que no estaba en funciones y tampoco lo mataron por ser policía. Eso sí, consideró que el cuchillo era de Zamora y no del oficial como relató el acusado y al final pidió que sea condenado a 14 años por homicidio simple, delito motivado por la presión del policía a que Zamora actuara de pasivo en esa reunión y la revelación del fallecido de que sufría sida y ya lo había contagiado.
A su turno los abogados de la familia de la víctima, Juan y Florencia Pons, pidieron perpetua por homicidio agravado por alevosía, al considerar que el acusado no atacó a Vega como lo relató en su confesión, sino a traición, desde atrás, y cuando estaba indefenso a causa de su ebriedad: al policía le detectaron 1,14 gramos de alcohol por litro de sangre.
También pidieron investigar si Zamora tuvo como cómplices a un tío y otras personas que pudieron estar en el hotel al momento del hecho y estuvieron en una camioneta en el camping de Chimbas cuando el joven abandonó el cadáver de Vega dentro de su auto. Y que esa investigación alcance a personal y al dueño del hotel por horas.
Además solicitaron que el acusado sea indagado por haberle robado un celular y otras cosas al policía tras el crimen. Y criticaron la investigación ‘por incompleta y deficiente’. Aseguraron también que Zamora era un taxy boy profesional, que pudo contagiarse sida al tatuarse o al consumir drogas. Y que él era el primer responsable en cuidar su vida usando preservativos y no actuar sin tomar esa precaución.
Gustavo de la Fuente, el defensor, defendió la investigación, trató de ‘siniestro’ a Vega ‘porque no tuvo escrúpulos en contagiar HIV a cuanta persona trató’. Y pidió una pena atenuada por emoción violenta (trastorno mental momentáneo de tipo emocional) para su cliente, quien reaccionó así -dijo- al saber que fue contagiado. Hoy al mediodía, el fallo.

