Carlos Roberto Limolle (40, condenado a perpetua por matar a su mujer) lo intentó unas 15 veces entre la tarde del sábado y la primera hora del domingo, dijeron en la Policía. Hasta que todo pareció encaminarse: del otro lado de la línea, el enésimo llamado realizado desde la cárcel a un sujeto, le devolvía la promesa de plata fácil. Una vez que Limolle simuló ser el oficial Castro de la Seccional Primera (luego dijo llamarse Carlos Andrada), pidió unos $5.000 para no hacerle una causa por drogas a su hijo.

La negociación enfiló en buenos términos hasta que concretaron la entrega del dinero en avenida Alem, frente a la bodega López Peláez, en la zona de La Rioja Chica, en Concepción, Capital. Allí, una chica con campera de cuero marrón supuestamente llamada Andrea, esperaría para recibir la plata.

Lo que nunca imaginó Limolle es que había llamado a un médico que tiene un hijo, pero de apenas 2 años. Que el profesional le siguió el juego y grabó todo en su teléfono. Y que cuando pactó la entrega de la plata, avisó a la Policía e instantes después, pesquisas de Seguridad Personal al mando del comisario Gregorio Díaz, le caerían encima a esa chica, una jovencita de 17 años que no dudó en señalar a su tío como mentor de la maniobra, dijeron fuentes policiales.

Ayer, por orden del juez de Instrucción Guillermo Adárvez, los mismos policías llegaron hasta la exenfermería de la Cárcel de Chimbas donde Limolle está alojado y secuestraron dos teléfonos celulares, un chip y dos cargadores. Estaban envueltos en bolsas de nailon ocultos en el inodoro y la mochila del baño, precisaron.

El 25 de septiembre de 2013, Limolle fue condenado a perpetua por matar a golpes de puño, cascotes y una piedra, a su mujer Alba Pizarro (33), la mañana del 27 de octubre de 2010, en Rawson. Ahora, puede sumar otra condena, por estafa.