Los dos policías que fueron detenidos el último domingo en Caucete por hacer disturbios en un bar estaban muy ebrios: según fuentes judiciales y policiales, el cabo Javier Becerra (30) tenía 2,04 gramos de alcohol por litro de sangre y el agente Sergio Arredondo (25) un poco más, 2,43. Se trata de números bastante altos si se tiene en cuenta que, por ejemplo, la ley de tránsito establece que una persona puede tener como máximo 0,5 para poder conducir.
Además de estar jaqueados por el dosaje de alcoholemia, habría otra prueba que complicaría a los efectivos: un video que filmó un testigo. El material aún no llegó al despacho de la Subsecretaría de Inspección y Control de Gestión de la Seguridad Pública, pero ya citaron a los que estuvieron presentes esa noche y esperan que la prueba sea presentada por uno de ellos, explicaron fuentes oficiales. Además, comentaron que en el video habría quedado registrado cuando uno de los policías bailaba entre las mesas, molestando a los clientes.
Tanto Becerra como Arredondo, que tuvieron como último destino la División Infantería, fueron sumariados y se encuentran suspendidos. Además, enfrentan una causa contravencional que se tramita en el Juzgado de Paz de Caucete.
El hecho ocurrió cerca de la medianoche del domingo en el Drugstore Parra, sobre la Diagonal Sarmiento, frente a la YPF ubicada en el ingreso al centro caucetero. La versión policial indica que los policías llegaron al lugar y que se enojaron porque todas las mesas del bar estaban ocupadas. Los dos detenidos andaban con otros efectivos, que se fueron ante esa situación. Sin embargo, Arredondo decidió quedarse parado en la vereda, supuestamente a esperar que se desocupara una mesa, pero la acusación indica que comenzó a molestar a otros comensales, que bailaba entre las mesas, que le decía cosas a un grupo de chicas y que le sacó el vaso a un cliente para beber de allí. Becerra al parecer quedó "pegado", pues fuentes policiales dijeron que su intención era llevarse a su compañero, pero que no lo consiguió y cuando llegó el patrullero de la seccional 9na, tras un llamado al 911 del propietario del local, se llevó a los dos.
Ambos pasaron la noche presos y cerca del mediodía del lunes los liberaron. Por ahora, sólo pesa contra ellos una investigación interna, pero no se descarta que de las averiguaciones surja la existencia de un delito.