Franco Maximilano Ruíz (23 años, con domicilio en calle Maradona y 25 de Mayo, en Chimbas) hacía escasos 3 meses que había salido del Penal de Chimbas. Emiliano Emanuel Sosa (26 años, también oriundo de Chimbas) estaba gozando de salidas transitorias. Son cuñados, amigos y compinches de andanzas, donde algunas de ellas los llevó a estar preso por causas de robo y droga, explicaron fuentes policiales.
Este miércoles en la mañana, Emiliano salía a las 7 del Penal. En punto, allí estaba Franco en su moto Honda 200cc. Se saludaron, intercambiaron algunas palabras y Emiliano tomó el manubrio. No tenían casco –según la policía-. Emprendieron viaje de vuelta a la casa de Sosa. Pero la muerte los encontró en calle Maradona y Proyectada, en el barrio Jardín del Sol, en Chimbas.
Una Renault Kangoo conducida por una mujer jamás vio como una moto a alta velocidad –aseguran los testigos- venía en su mano izquierda. El impacto fue terrible. La cabeza de Ruíz quedó incrustada en la parte de debajo de la puerta de la conductora. No hubo margen de salvación. El charco de sangre y los restos quedaron esparcidos en el piso.
Del otro lado, tirado y con la cabeza casi destrozada, estaba Sosa. Con vida, ensangrentado, sin sus dos zapatillas que volaron por los aires. Creen que el cuerpo de Ruíz pasó por encima del utilitario y golpeó. Se salvó de milagro, pero su vida pende de un hilo. Un golpe en la cabeza grave y fracturas en casi toda la cara.
En el entorno contaron que el Penal afirmó la amistad, se acompañaron en las malas y ahora, cuando uno gozaba de libertad plena y el otro tenía transitorias, querían disfrutar de la familia. Un accidente cortó esos proyectos