Los cuatro acusados de robar alrededor de un millón de pesos a mano armada en la estación de servicio "Sánchez Huerta" de San Lorenzo y Rawson, Capital, entre las 13 y las 14 del 21 de enero de 2017, negaron ayer, en la primera audiencia del juicio, haber tenido vínculo alguno con ese hecho. Y cargaron sus tintas contra la Policía, pues coincidieron en decir que fueron torturados y uno de ellos hasta habló de que les armaron la causa porque los delincuentes fueron otros y tenían precisamente apoyo policial.
Esos sospechosos son Jorge Rodrigo "Chucky" Mercado (22), su padre el conocido convicto Jorge Fabián "Quico" Posse (42), un joven experto en Higiene y Seguridad que trabajaba para la firma "Sánchez Huerta", Alejandro David Zappalá (31) y su tío Carlos Marcos Zappalá (55), quien tenía la concesión de un comercio en el aeroclub de Pocito.
Según la acusación, quien era empleado en la firma atacada fue pieza clave en el robo pues sirvió para pasar el dato de la plata, cómo entrar y encabezar el ingreso de la banda aquel día al hacerse anunciar para que le abrieran la puerta desde un portero. A su tío le atribuyen haber tenido una participación igualmente importante, pues habría esperado para recibir el botín (300.000 pesos, 40.000 dólares y un millón de pesos chilenos). Posse y su hijo llegaron acusados de ser dos de los cuatro asaltantes.
Pero todos negaron su relación con ese atraco. Jorge Rodrigo "Chucky" Mercado (22) dijo que el día y a la hora del asalto estaba con el famoso cantante Juan Cruz Rufino en la casa de este joven en Rawson. Su padre aseguró que al momento de aquel atraco trabajaba para una empresa de limpieza a la que llegó por medio del intendente de Chimbas. Fue este acusado el que dijo que el robo fue armado por los propios policías de Robos y Hurtos, y que los ladrones eran otros. A su turno, Carlos Zappalá (55) precisó que esa vez no conocía a Posse ni a su hijo y que la plata chilena que le incautaron la había ganado en un evento en el que, justamente chilenos, llegaron a consumir a su local. Su sobrino describió con detalles cómo lo "torturaron" para autoincriminarse e incriminar a los demás.
Por la tarde, el juez Raúl Iglesias reemplazó por un defensor oficial al que tenían padre e hijo, Gustavo Vila, por no asistir a tiempo a la audiencia.