Tenía 11 años la niña cuando rompió las ataduras del dañino secreto y le contó a su hermana mayor, de 18 años, sobre los abusos que sufría a manos de su padre. La chica no dudó en hablar y el jornalero fue denunciado el 22 de enero de 2018, pero esa vez nada dijo sobre lo que le había padecido ella con ese mismo sujeto, que es su padrastro. Pudo revelar que ese hombre la había violado por lo menos tres veces desde que tenía 13 o 14 años, casi dos años después, el 9 de septiembre de 2019. Esa nueva denuncia amplió la investigación contra ese sujeto, que terminó tras las rejas el 10 de diciembre de ese año.
Ayer, ese hombre de 41 años y no identificado para preservar a las víctimas, empezó a ser juzgado en la Sala I de la Cámara Penal por el juez Martín Heredia Zaldo. De entrada, la fiscal Marcela Torres amplió la acusación y la audiencia se suspendió para que Sandra Leveque pueda preparar su defensa, dijeron fuentes judiciales.
Los delitos que le atribuyen son abuso sexual gravemente ultrajante con su hija y abuso sexual con acceso carnal contra su hijastra. Ambos delitos se agravaron por el vínculo en un caso y porque el autor estaba a cargo del cuidado de ambas niñas, precisaron.
Las maniobras fueron perpetradas cuando el hombre empezó a convivir con la madre de sus dos hijos (a su vez madre de otros dos chicos de una relación previa) en Caucete. Según la acusación, la primera víctima fue su hijastra, a quien violó más de una vez y mantuvo atemorizada durante años.
Con su propia hija intentó hacer lo mismo, pues comenzó a desnudarla, manosearla y someterla a prácticas que no culminaron por poco una violación cuando tenía 8 o 9 años. Lograba silenciarla amenazándola con hacerle daño a ella o a su madre, indicaron.
Hoy, el acusado podrá dar su versión o abstenerse.