Al final lloró amargamente y se apretó fuerte en los abrazos de las mujeres que la acompañaron hasta Tribunales. Y entre lágrimas dijo estar conforme con la sentencia, era lo que buscaba cuando se animó a denunciar a fines de enero de 2017, para ponerle fin a la pesadilla que vivía en su propia casa. En ese fallo, se condenó ayer a 22 años de cárcel a su padre y a 20 a su hermano, por violarla y corromperla sexualmente de tanto reiterar los ultrajes, durante 7 años. El castigo también incluyó a su madre por facilitar su corrupción, pues cuando se enteró que la violaban y quedó embarazada de su hermano, la mujer optó por aplicarle métodos abortivos caseros y, una vez que perdió el feto (a los tres meses) y le hicieron un legrado, la llevó a un centro de salud para que le pusieran un DIU y no quedara otra vez embarazada.
La contracara de esa suerte de festejo medido pero buscado por la víctima, fue la reacción de los acusados (tienen 50, 43 y 22 años) antes de conocer el fallo. ‘Soy inocente’, coincidieron en remarcar ante la consulta de los cronistas.
Pero la jueza Silvia Peña Sansó de Ruiz (Sala I, Cámara Penal) compartió el argumento de la fiscal Marcela Torres y la Asesora de la Niñez Laura Romarión. Y dio por acreditado que los delitos existieron en la casa donde convivían en Rawson, y que los perpetraron los tres imputados para quienes su defensora María Noriega había pedido la absolución.
La pesadilla para esa niña comenzó cuando tenía 9 años y su papá comenzó a manosearla y a obligarla a que le hiciera sexo oral, entre otras prácticas que no llegaron a la violación.
Quien sí la violó fue su hermano, cuando ella tenía 12 años y repitió hasta tres veces por semana esos ultrajes con un resultado previsible: cuando tuvo 15 años quedó embarazada y ahora todo indica que los métodos abortivos caseros a los que la sometió su propia madre fueron claves para que perdiera el feto a los tres meses. Su padre empezó a violarla a los 13 años, pero todo paró a los 16, cuando le contó todo a su novio y ese joven la impulsó a denunciar.
Una vez que la defensa conozca los fundamentos del fallo, tendrá la posibilidad de reclamar ante la Corte de Justicia.