Cuando el acusado fue detenido, sospechado de abusar de su hija, el padre del imputado (que tiene nacionalidad norteamericana) llegó a Tribunales y, a los gritos, increpó a una íntima allegada al ahora exfuncionario judicial, Juan Pablo Ortega, atribuyéndole haber armado la causa penal que tenía a su hijo tras las rejas, dijeron fuentes judiciales. Aquel escándalo tuvo alguna relevancia porque entonces Ortega estaba en la mira por intentar favorecer a su amigo Mario Parisí, alto funcionario judicial que sigue envuelto en un caso de violencia contra una expareja. El episodio, sin embargo, quedó atrás y la investigación contra ese hombre que dice ser comerciante, que viajó por trabajo 16 veces a Estados Unidos y hoy tiene 61 años, avanzó y ahora llegará detenido a juicio en la Sala II de la Cámara Penal. En esa instancia, los jueces Maximiliano Blejman, Silvina Rosso de Balanza y Juan Bautista Bueno de la Cruz decidirán si debe o no ser condenado por los abusos sexuales gravemente ultrajantes cometidos contra su propia hija, quien aseguró haber sido atacada en una ocasión a los 3 años y luego entre los 8 y los 12 años, indicaron.
El fiscal Daniel Galvani y el defensor Andrés Troche debatirán sobre el valor de las pruebas que se ventilarán ante el tribunal que decidirá desde el próximo 13 de abril, precisaron los voceros.
Esas pruebas incluyen la denuncia de la madre de víctima ocurrida el 8 de agosto de 2020, en una versión que también la posicionó como otra víctima más de la violencia de ese hombre al que conoció porque era hijo de su madrina de confirmación. Con él -aseguró- atravesó múltiples situaciones de violencia, con ataques físicos desde que estuvo embarazada de 3 meses, de la niña que asegura haber sido abusada. Y que soportó por años porque pensaba que iba a cambiar y él era el principal sostén de la casa.
Varias denuncias hubo contra ese hombre. Y varias veces ella debió soportar -aseguró- que lo tuvieran un día preso y volviera a su casa, incluso cuando tenía prohibido acercarse. Por eso también se le atribuye desobedecer una orden judicial.
El relato de la niña y la conclusión de los psicólogos de que no miente y que en su conducta presenta los signos de los niños que sufrieron violencia sexual, son también pruebas claves contra el sospechoso.
Al momento de defenderse, el acusado negó haber agredido a sus hijas, incluida la víctima, y atribuyó todo a un cambio de conducta de su madre, a quien llegó a tratar de psicópata y para la que en, su momento, pidió someter a un tratamiento psiquiátrico porque -dijo- fue ella la responsable de meterle en la cabeza a su hija que él la sometía a graves abusos que por poco no terminaron en una violación.