Que desde que le ‘apareció una hija’, unos 8 meses de concluir su relación, él había cambiado. Que comenzaron a discutir y se mostraba posesivo con ella. Que la denigraba. Que no la dejaba tratar con hombres y le prohibía teñirse el pelo o vestirse con ropa corta; que incluso llegó a ponerse ropa de él para no dejar al descubierto ciertas partes de su cuerpo. Y lo peor, que durante ese tiempo, la golpeaba y la violaba ‘dos o tres veces’ por semana y casi a diario antes de que lo denunciara, el 10 de enero de 2020. Que soportó todo porque siempre amenazaba con violar a su pequeño hijo o mandar a que alguien lo haga. Que igual denunció porque ya no aguantaba más esa vida y a ese hombre de doble cara, que era ‘un monstruo’ con ella y alguien en apariencia ‘correcto y educado’ en el trato con los demás.

Por esa versión de Caterina Camargo, el informe médico de algunas lesiones y la conclusión de una psicóloga de que ella era alguien vulnerable y ‘psíquicamente devastada’, que precisaba de tratamiento psicológico, Sergio Andrés Sánchez (36 años, plomero), pasó 1 año y 10 meses en la cárcel de Chimbas.

Pero ayer eso cambió: el juez Víctor Hugo Muñoz Carpino (Sala I, Cámara Penal) ordenó liberarlo, luego de absolverlo ‘lisa y llanamente’ de los delitos que le imputaban (‘lesiones agravadas por el vínculo, coacción y abuso sexual con acceso carnal reiterado’), tal como le solicitó la fiscal del caso, Marcela Torres, para quien no se probó que Sánchez hubiera delinquido. La fiscal también pidió que una hermana de la ex de Sánchez, Cecilia Camargo, sea investigada por falso testimonio.

Como era de esperar, el defensor Nicolás Gómez Camozzi adhirió al planteo fiscal y solicitó que tanto la expareja de su cliente como su hermana Cecilia, sean investigadas por sus ‘falsos dichos’ y la última de las nombradas, además, por algún otro delito, como fraude, pues negó saber que Sánchez tuviera una camioneta Rastrojero y también que ella hubiera puesto a la venta ese vehículo, cuando en las redes sociales ella empezó a ofrecerlo tres días después de la detención del plomero y publicaba su número telefónico para concretar la operación. Se supone que vendió la camioneta en $180.000.

‘El señor Sánchez fue emboscado por estas dos mentirosas, que lo usaron para quedarse con absolutamente todo lo que era suyo’, dijo el letrado, quien no descarta iniciar otro tipo de acción judicial contra las mujeres, pues además de la camioneta también habrían sido vendidas las herramientas de Sánchez. Y un mostrador, una balanza, una cortadora de fiambre y una estantería que le facilitó la madre de él para que se pusiera un almacén con Camargo.

¿Por qué pidieron la absolución? Por varias razones, principalmente las contradicciones de la denunciante y su hermana. A saber: la ex de Sánchez dijo que él no la dejaba teñirse o vestirse como quería, pero en su cuenta de Facebook mostró que durante toda la relación con el plomero no dejó de cambiarse el color del pelo ni mostrarse provocativa.

Esa intensa actividad en Facebook contrastaba además con la conclusión de los psicólogos de que estuviera ‘devastada psíquicamente’. Tampoco encajaba con su decisión de no realizar el tratamiento psicológico que le indicaron.

Decir que la atendió un médico cuando en realidad fue una médica. Negar en el juicio haber tenido otros problemas de violencia, pero haber declarado en su denuncia que sufrió violencia en su casa y que no se hablaba con sus familiares. Asegurar que el motivo de una de las discusiones con Sánchez fue que le sirviera comida del día anterior y en el juicio decir que fue por un té que le hizo preparar dos veces, fueron parte de las contradicciones resaltadas por los acusadores.

Sin contar que ese perfil ‘perverso’ de Sánchez no fue corroborado en la pericia psicológica de él. Es más, la situación del plomero es diametralmente opuesta, pues una psicóloga aseguró que sufre depresión.