Para el juez Juan Carlos Caballero Vidal (h) no quedaron dudas: el remisero Leonardo Martín Perez Pastor (39, foto) no tuvo intenciones de matar a quien era su mujer y madre de sus dos hijos, Alejandra Arteta, cuando la atacó a golpes con un ladrillo sobre el mediodía del 6 de enero del año pasado. En cambio creyó probado que sólo le causó lesiones graves (necesitó 40 días de recuperación), y que ese delito tuvo dos agravantes: el vínculo (eran pareja) y la violencia de género contra la víctima.
“Estoy muy arrepentido por el daño que le hice a Alejandra”, dijo el acusado cuando le dieron la oportunidad de decir sus últimas palabras. Minutos después, Pérez supo que ayer mismo recuperaría su libertad pues el magistrado de la Sala I de la Cámara Penal le impuso 3 años de prisión en suspenso, en decir sin encierro efectivo.
El fallo representó una adhesión para el defensor de Pérez, Rolando Lozano. Y un duro revés para el fiscal Gustavo Enrique Manini quien había pedido 14 años de cárcel para Pérez, pues a su entender, las pruebas habían demostrado que aquel día si no intervenían los vecinos, Pérez hubiera terminado con la vida de su ahora expareja en la calle, inmediaciones de la casa que compartían en el barrio Soeme, Pocito.
El fiscal había considerado que el remisero cometió un intento de homicidio agravado por el vínculo y por violencia de género. Y el abogado de la víctima, Reinaldo Bedini, había compartido por completo ese planteo, aunque pidió al juez aplicar también el agravante de la alevosía, porque creyó probado que la atacó desde atrás, a traición.
Según el expediente y los testigos, Pérez y Arteta convivieron durante cinco años, tuvieron dos hijos y su relación estuvo siempre marcada por el conflicto. Después de esa pelea, se separaron y la mujer reinició otra relación. Ahora, el fiscal y la parte querellante podrán pedir a la Corte que revise el fallo.