Un joven de 21 años fue condenado ayer por el juez de Garantías Diego Sánz, a cumplir 9 años de cárcel. El magistrado entendió, igual que el fiscal coordinador de la UFI ANIVI Raúl Iglesias y la ayudante Daniela Pringles, que Leandro Valentín Romero comenzó a abusar con manoseos y prácticas de sexo oral que sirvieron para corromper sexualmente al chico, desde que tenía 9 años. Y que lo violó una vez cuando ya tenía 12, el 20 de julio del año pasado, Día del Amigo, dejándole con todas esas traumáticas experiencias un grave daño en su salud mental.
Fiscalía pretendía 10 años de cárcel para ese joven, por considerar que, además del relato del chico, los informes psicológicos y los mensajes que el menor le había enviado al ahora condenado, invitándolo a tener relaciones, eran pruebas contundentes de que los hechos existieron como los había relatado el niño.
El caso fue denunciado el 24 de julio del año pasado, cuando una hermana del menor descubrió esos mensajes en su teléfono. Y Romero llegó a juicio con arresto domiciliario, pero ayer el juez ordenó que sea derivado al Penal de Chimbas.
Ayer, los defensores Leonardo Villalba y Milenko García anticiparon que buscarán revertir el fallo ante un tribunal superior. Al cabo de los alegatos habían pedido la absolución de su cliente, con el argumento de que el chico no había sido violado, por varias razones, entre las que resaltaron que no tenía lesiones o que una inspección ocular reveló que no existía la "casita" en un descampado con cañaverales donde el chico dijo que fue sometido.
El propio Romero admitió que recibió los mensajes sin saber quién se los mandaba y sin darles importancia, porque pensaban que lo estaban cargando, dijo Villalba.