La víctima, de 79 años, dijo que el joven lo noqueó a palazos y también lo golpeó con el cabo de un cuchillo. El acusado negó todo, pero el anciano lo reconoció como autor del brutal asalto.
Marcos Rufino Bruno (79, comerciante) salió poco antes de las 6 de la mañana de su casa en el barrio Municipal en la zona de Carpintería, Pocito, rumbo a la Ruta 40. Quería tomarse un micro para ir a hacer algunas compras en la feria municipal de Rawson, pero no lo consiguió: ese día, 13 de octubre de 2018, había paro en ese servicio de transporte y debió volver. Antes de entrar realizó un llamado telefónico y, una vez adentro, en su dormitorio, escuchó un ruido en el fondo. Cuando quiso averiguar se topó con un sujeto alto, delgado, empuñando un palo de escoba con una goma en uno de sus extremos. Le preguntó qué hacía allí y la respuesta fue "dame la plata, dame la plata". Según el relato de la víctima, el sujeto tomó un cuchillo que había en la mesa de su casa y lo encaró. Palazos y golpes con el cabo del cuchillo se sucedieron sin parar, mientras él lo agarraba de los pelos con una mano y con la otra trataba de defenderse. El violento cruce terminó con saldo en contra para el anciano, noqueado en su propio dormitorio. Entonces el ladrón le sacó de una media unos $2.250, otros $300 de un bolsillo de su pantalón, $200 más de un bolsillo de su camisa, tarjetas, un reloj pulsera y un teléfono celular.
Un par de horas después, el anciano pudo salir todo ensangrentado hasta la puerta de su casa para pedir ayuda. Y fue una de sus hijas la que le escuchó decir que el brutal ataque había sido obra de Cristian Emanuel Zabaleta Agüero (28 años, alias "Wanano") nieto de una vecina y a la vez sobrino de uno de sus amigos.
Pero Zabaleta negó haber cometido ese ataque que le dejó fracturas en el maxilar derecho y los huesos del ojo del mismo lado a Bruno, además de otras contusiones y cortes en la cabeza.
Y sostuvo su negativa durante el juicio realizado en la Sala I de la Cámara Penal, presidido por el juez Raúl José Iglesias. "Yo no fui, estoy tranquilo de espíritu", aseguró. Pero el fiscal Daniel Galvani entendió que mentía y pidió que Zabaleta fuera reconocido por el anciano en una rueda de personas. Y fue entonces que Bruno reconoció a su atacante, sin dudar.
En su alegato, el fiscal pidió 9 años de cárcel para Zabaleta. El defensor oficial, Carlos Reiloba, la absolución, porque entendió que el anciano había incurrido en contradicciones, pues en una de sus declaraciones había dicho que su atacante "era rubio" y además mencionó que pudo ser otro, un tal "hijo del Cacho".
El juez adhirió al planteo fiscal y condenó a Zabaleta a 7 años de cárcel, por robo triplemente agravado: por efracción (la rotura de la puerta trasera de la casa), por lesiones graves (las fracturas) y por haber sido cometido con un arma usada de manera impropia, los golpes con el cabo del cuchillo.
El fallo aún no está firme.