El juez de la Sala I de la Cámara en lo Penal y Correccional Juan Carlos Caballero Vidal (h), condenó ayer a 13 años de cárcel a un licenciado en Higiene y Seguridad, de 38 años, por chantejear a una sobrina (tenía 17 años) para hacer videos porno con ella, dijeron fuentes judiciales. El chantajista sexual -tal como anticipó este diario- había conseguido una foto de la jovencita desnuda, facilitada por una hermana de la víctima, y luego sació sus bajos instintos engañándola, pues le decía que había visto esa imagen en un sitio porno y que el dueño de la página le exigía $10.000 o más material a cambio de no divulgar esa imagen.
Así, durante un año (entre marzo de 2016 y 2017), el acusado se aprovechó del miedo, la ignorancia y la culpa de la víctima para conseguir, primero que la chica se dejara filmar y fotografiar desnuda en bailes eróticos como en un casting, y él mismo se encargaba de llevarle ropa de mucama o de colegiala en los que ella terminaba desnudándose y tocándose.
Al comienzo le pidió que no dijera nada para que no tuviera problemas con su familia. Pero la jovencita se lo contó a su novio y ambos consiguieron los $10.000 para terminar con la pesadilla. Sin embargo cuando se los llevaron a su tío este les dijo que el sujeto (un tal Sebastián Galván, supuesto masajista) no quería el dinero y sí más material. Por eso no tuvo problema en incluir al novio en esos videos, en los que la pareja se practicaba sexo oral. Nunca dejó que el novio grabara y cuando acudían al hotel lo dejaba afuera.
En los dos últimos videos, el tío fue productor y actor de relaciones sexuales con la joven. Y al cabo de cada sesión le reiteraba que no dijera nada, que seguirían una relación normal de tío y sobrina, pues él también se arriesgaba a quedar sin familia.
Pero su mentira se desmoronó cuando la chica le contó del problema a su mejor amiga. Y esa chica fue clave para sacarle la venda de los ojos, pues le dijo que a ella también le propuso enviarle fotos desnuda como forma de ayudar a la víctima. Y hasta dos hermanas de la jovencita abusada les acercó la misma propuesta, sin éxito.
Cuando fue denunciado, el sujeto quedó más complicado pues tenía en su poder el material y ahí se supo que el Sebastián Galván era él mismo.
Esa evidencia más el informe psicológico de la chica sobre los indicadores típicos de las víctimas de abuso sexual, terminaron por dejar acorralado al sospechoso.
Por eso fue decidió confesar todo en un juicio abreviado con la fiscal Marcela Torres, en los que admitió dos hechos de abuso sexual gravemente ultrajante y otros dos de abuso sexual con acceso carnal. Ayer el juez Caballero Vidal entendió que cabía condenarlo por abuso sexual reiterado con acceso carnal, dijeron voceros judiciales.