Un brutal asalto sufrió una familia en su casa de un barrio privado de Rivadavia. El caso fue publicado en exclusiva por DIARIO DE CUYO en la edición de este domingo y ahora trascendieron nuevas e impactantes imágenes que dan cuenta de la violencia ejercida por los delincuentes.
Las víctimas fueron una pareja de comerciantes y a su hijo de 8 años, quienes fueron golpeados y atados por los ladrones, que dieron vuelta la casa para llevarse dinero, joyas, ropa, relojes y otros objetos de mucho valor.
El golpe tuvo lugar el sábado 22 de este mes en el Barrio Ayres Village (Zavalla al Sur de Sargento Cabral). José García (63) confirmó el golpe que sufrió a eso de las 20.30 de ese día, cuando se encontraba con su esposa (51) y su hijo menor en esa vivienda que en teoría tiene custodia las 24 horas.
Según la versión de García, padre de los conocidos hockistas Emanuel y "Nilo", los delincuentes ingresaron a su propiedad por el fondo, que colinda con un gran baldío con salida a calle Sargento Cabral. Al parecer saltaron el cierre perimetral y luego se hicieron paso al interior de la vivienda por una puerta ventana de un dormitorio, que estaba entreabierta.
Lo primero que hicieron los malvivientes, que eran tres o cuatro, fue reducir al hombre del hogar, al que le dieron un violento culatazo que le abrió la cabeza. "Quedé medio desvanecido", graficó quien luego recibió 15 puntos de sutura en el Hospital Rawson.
"La casa parecía una carnicería, había sangre repartida por todos lados y un gran charco donde estaba yo". José García – Víctima
"Estuvieron como treinta minutos. Nos tiraron al piso, nos ataron, nos golpearon. Nos pegaban en el suelo para que les dijéramos dónde teníamos la plata, los dólares. Yo estaba ensangrentado entero", recordó el hombre, dueño de una regalería y mueblería.
Los ladrones dieron vuelta casi todos los ambientes de la casa buscando objetos de valor. Se llevaron dinero ($120.000 y unos 4.000 dólares), joyas de oro y plata, relojes, lentes y ropa de primera marca, aparatos y otros objetos que cargaron en cuatro bolsos y varias mochilas.
Luego huyeron, dejando a las víctimas atadas en el living. "Cuando sentí que se fueron la desaté a mi señora y nos fuimos afuera… y recién ahí aparecieron todos", se quejó el comerciante, enojado porque supuestamente no estaban funcionando ni las cámaras ni los boyeros eléctricos.
LAS IMÁGENES