El plan del oficial inspector Edgar Castro para el lunes en la noche, era buscar a su esposa a la salida del comercio, parar en un supermercado para comprar algo para una cena con otra pareja amiga y disfrutar un rato en la casa que habita desde hace cuatro años con su familia en el Barrio Portal de los Andes III, en Rivadavia. Pero una llamada telefónica abortó la idea. Era una vecina que le alertaba que unos delincuentes encapuchados y armados habían entrado a robar a su vivienda. Los cacos aprovecharon que su suegra estaba sola cuidando a una nieta de 4 años (la menor de cuatro hermanos) y entraron por el fondo, tras saltar un alto muro. Una vez adentro, redujeron a la mujer, la encerraron con su nieta en un baño y revolvieron todo hasta que hallaron lo de mayor valor: unos 3.200 pesos, una depiladora, unas cadenitas y pulseras de oro, dos relojes, un MP4, explicó Castro.
El oficial Castro (destinado al Cuerpo Especial de Vigilancia) recibió el llamado de su vecina minutos después de las 22 del lunes, cuando estaba en el supermercado. De inmediato llamó al 911 para alertar del asalto a mano armada en su casa mientras aceleraba para llegar a ver qué había pasado.
Según explicó ayer, su suegra, Fany Caparroz, había sido sorprendida en la cocina por dos sujetos armados que habían trepado por una alta pared del fondo que da a un descampado. Cubrían sus rostros con pasamontañas y estaban armados con un revólver y una pistola y les apuntaron directamente, sin golpearlas.
Los asaltantes obligaron a la mujer a mantener silencio, cerraron las cortinas y preguntaron si había alguien más en la casa. Sin más obstáculos, llevaron a sus víctimas al dormitorio matrimonial y revisaron un placard. Allí, en una campera, encontraron unos 3.200 pesos que ahorraba para comprar un auto a su esposa. Luego, revisaron el resto de la casa y se llevaron los aparatos y las joyas.
Tras esa maniobra, encerraron a la mujer y a la nena en el baño, y reiteraron sus amenazas para que se quedaran ahí hasta que huyeran, precisó el dueño de casa.
"Es la cuarta vez que me roban y la primera que me asaltan, ahora perdí unos $7.000. Somos víctimas de la inseguridad igual que el resto de la sociedad y sufrimos igual", aseguró ayer el oficial Castro.

