Yamila Cialone dijo haber recibido un llamado telefónico en el que pudo escuchar la voz de su hija Guadalupe, la niña de 5 años que desapareció el lunes de la semana pasada cuando jugaba con sus hermanitos en el barrio 544 viviendas, en la zona Sur de la capital de San Luis. De todos modos no aportó mayores detalles a la prensa por consejo de los investigadores para no entorpecer la investigación.

La revelación de la joven madre, generó que la marcha programada para las 11 hacia la casa de Gobierno en Terrazas del Portezuelo, se redireccionara para acompañar a Erik Lucero, el padre de la niña, al edificio judicial.

El hombre llegó hasta allí junto a su abogado Héctor Zabala y una docena de vecinos del barrio donde fue vista por última vez Guadalupe.

Pasado el mediodía de ayer, la mamá abandonó el edificio judicial en compañía de su abogado, Santiago Olivera Aguirre, quien en un breve intercambio con la prensa admitió que la mujer "había recibido el llamado" como una prueba de vida, un dato que refuerza la esperanza de que la nena pueda ser liberada de un momento a otro.

El letrado Zabala volvió a reclamar a las autoridades provinciales contención para la familia que "no come, no duerme y es víctima de datos falsos sobre su hija a la que siguen buscando y esperando".

"Es realmente una tortura la que viven, a la que se le suma la incertidumbre de no poder conocer lo que está ocurriendo a su alrededor", dijo Zabala, quien añadió que "no se desconocen los esfuerzos de las fuerzas de seguridad, pero la situación que atraviesan los padres es extremadamente difícil".

Ayer, la Policía de la Provincia de San Luis y la brigada K9 de Santa Fe, iniciaron nuevos rastrillajes y se disponían a volver a "peinar" el barrio donde desapareció la menor de edad, mientras solicitaban responsabilidad a la ciudadanía en el reporte de datos sobre su posible paradero.