Gran cantidad de vecinos del populoso Barrio Aramburu de Rivadavia están hartos de la inseguridad debido a que, según dijeron, en los últimos 30 días se produjeron al menos 25 robos en viviendas y comercios de unas 6 manzanas del complejo. "Es más fácil decirte las casas que se vienen salvando que las que fueron robadas", señaló ante la llegada de este diario Silvia, una almacenera que con mucha bronca contó que "ningún vecino duerme bien, estamos todos pendientes a los ruidos, esto ya no es vida".
Los ataques vienen sucediendo en la parte Este del barrio, que comprende las calles Larralde, Granaderos, Dorrego, Balbín, Colectividad Italiana, entre otras. Y la sospecha es que los ladrones son entre tres y seis menores de edad, de entre 15 y 17 años, que viven en el propio barrio y en la Villa Lourdes. "Esto viene hace un mes, nos reunimos con la Policía pero todo sigue igual, brillan por su ausencia", indicó Lucio Maza, que vive sobre la calle Larralde, mientras mostraba una ventana rota del frente que ladrones reventaron en la madrugada del último miércoles: "Estaba durmiendo cuando sentí un tropel en el techo, y cuando fui al fondo escuché la explosión. No se metieron porque salí ahí nomás y salieron disparando". Ese mismo día, pero por la tarde, a una anciana le arrebataron el celular y bolsas con mercadería a la salida del supermercado Átomo, que queda por la Granaderos.
Emanuel vive al lado de Lucio y ayer también se mostró indignado. "Mirá cómo tengo los ojos, días sin dormir. No se puede salir tranquilo. Acá, un gran problema es que los techos están pegados, arriba es como una calle. Entonces trepan por algún lado y llegan fácilmente a la casa que quieren", aseguró. El pasado domingo -contó-, perdieron la posibilidad de atrapar a tres ladrones: "Estaban escondidos por los techos, los vecinos rodeamos la manzana y llamamos a la Policía. Estuvimos desde las 10 de la noche hasta las 12, pero al final pudieron salir corriendo".
Otra víctima fue un carnicero que tiene el local por la Granaderos. A él, en un descuido, la semana pasada le sustrajeron $40.000 de una mochila. "Esto es tierra de nadie, hay un peloteo y nadie se hace cargo. Hemos presentado una nota con 300 firmas en la Secretaría de Seguridad. Lo único que buscamos es tratar de vivir un poco más tranquilos", dijo el comerciante, uno de los referentes del grupo que reclama seguridad.
El modus operandi de los delincuentes suele ser parecido. En la mayoría de los casos ingresan a las propiedades de noche, cuando los moradores no están o cuando se encuentran durmiendo. Y se llevan lo que encuentran a su paso, pero preferentemente dinero y aparatos. "Esto es una zona liberada, a mí se me metieron al quincho y me llevaron bicicletas, una soldadora, una motoguadaña, una sierra circular de mano y otras herramientas", dijo un hombre cuya casa está ubicada en la calle Dorrego. Al lado, a una anciana con demencia senil le llevaron un TV casi sin uso, mientras dormía, tras violentar una ventana. Y a la vuelta, a otra mujer mayor le sacaron hasta cosas de la mesa de luz, increíblemente, también mientras descansaba.