En la ventana ubicada sobre el garaje estaban los chicos pidiendo ayuda desesperadamente.

 

 

El chiquito de 9 años lloraba mientras sacaba los brazos entre los barrotes y juntaba sus manos haciendo la seña de "por favor". Intentaba escapar por uno de los huecos de la reja, pero no podía. Su hermana, de 16, no paraba de gritar que se quemaba. Había logrado salir apenas empezó todo, pero luego volvió a entrar. Se rompía la garganta pidiendo auxilio. Se tomaba los pelos. Las caras de los chicos entre las llamas parecían sacadas de una película de terror. Estaban desesperados. Habían quedado atrapados en una de las habitaciones de la planta alta de la casa y por la ventana que da a la calle intentaban salir. El fuego se había iniciado en la parte baja, y poco a poco iba tomando todos los rincones. Las llamas los acechaban. La mamá de los niños, de 44 años, también estaba en el sector de arriba, aunque nadie la vio asomarse por la ventana.

Afuera, en la vereda, los vecinos eran testigos impotentes. Escucharon los gritos y salieron en medio de la noche para ver qué pasaba. Y se encontraron con esa desgarradora escena. Los chicos en la ventana, envueltos en llamas.

 

Quisieron escapar, pero no pudieron ni con la ayuda de los vecinos, que desde la vereda trataban de rescatarlos. Los forenses retiraron los cuerpos  y el barrio se llenó de dolor.
El esposo y padre de los fallecidos llegó al lugar desde Mendoza, entró en shock y debió recibir asistencia médica.

 

"Era una marea de fuego. Los niños no paraban de gritar pidiendo auxilio. Era desesperante porque el fuego los tenía acorralados contra la ventana", dijo uno de los vecinos que llegó primero al lugar. En cuestión de minutos, eran más de veinte los que buscaban alternativas para salvarlos. Uno que vive al lado sacó una manguera y les tiraba agua. Otros tres corrieron a traer un andamio que había en una casa en construcción cercana y lo colocaron en la vereda para tratar de romper los hierros. Una mujer les recomendaba a gritos que se metieran al baño y abrieran la ducha. Otro vecino trajo un matafuego de su casa y lo vació apuntando a esa ventana. Pero ninguno de los esfuerzos sirvió. Habían pasado 10 minutos y, de un momento a otro, los chicos dejaron de gritar. Sol Belén y Mariano Joaquín González se quemaron vivos, al igual que su madre, Rosana Mariela Saavedra. Fue la peor tragedia en los últimos 15 años causada por un incendio (ver página 9).

"Fue terrible ver cómo el fuego los iba consumiendo. Cuando no los escuchamos más nos dimos cuenta que ya nada se podía hacer", dijo un vecino. El trágico drama ocurrió a las 5.05 de ayer en el dúplex 7 de la manzana "F" del barrio UDAP II, en Rivadavia. Una media hora antes había salido de la vivienda Raúl González rumbo a su trabajo en el aeropuerto de Mendoza. Cuando se fue, su esposa y sus hijos dormían, como todas las noches, en las habitaciones de la planta alta. Un tercer hijo de la pareja, el mayor, estaba en Córdoba. No se sabe qué lo originó (ver aparte), pero lo cierto es que el fuego ganó rápidamente por completo el sector bajo. Y cuando eso ocurrió, las víctimas no tuvieron escapatoria, porque las llamas arrasaron con las escaleras de madera que conectan con la planta baja y así no tuvieron por dónde bajar. Fue una trampa mortal. Y no les quedó otra que intentar escapar por esa ventana del frente, pero las rejas se lo impidieron.

Los bomberos llegaron y sofocaron las llamas, pero ya era tarde. Sacaron los cuerpos y el barrio se llenó de lágrimas y dolor. Saavedra era docente de la Escuela Diógenes Perramón, de La Bebida. Al igual que los chicos, jugaba al hockey en el Club Lomas. Sol asistía a la Escuela Provincial de Rivadavia y Mariano, a la General Mosconi. También era monaguillo. "Es tremendo lo que ha pasado. Sentimos impotencia porque no pudimos hacer nada para salvarlos. Eran excelentes personas", cerró un vecino.

Rosana, Sol y Mariano, los tres fallecidos en la tragedia.

 

 

El origen del fuego, una incógnita

Las pericias preliminares de los bomberos en la vivienda aún no arrojaron resultados concretos. Una versión aseguraba que todo empezó por un problema en una estufa, pero otros voceros lo desmintieron. Una de las hipótesis que manejaban los investigadores atribuía la causa a un cortocircuito en las instalaciones eléctricas, indicaron.

¿DEMORA?

Si bien algunos vecinos dijeron que los bomberos tardaron 40 minutos, los uniformados dijeron que actuaron apenas recibieron el llamado.