Hace 23 días, Gonzalo Martínez (25) salía de la casa de Gabriela Nuñez, su expareja, en Pocito, e intentaba subir a un remís. Pero en ese momento, la mujer le arrojó un ladrillazo que golpeó su cabeza y le provocó la muerte inmediata. Tres días después, ella confesó el asesinato ante el juez y fue acusada de homicidio doblemente agravado. Tras el hecho, las autoridades le dieron la custodia de los 3 hijos de la pareja y la hija mayor de ella a una tía de Nuñez. Pero ahora, la familia del joven asesinado asegura que los niños viven en una situación muy precaria y luchan porque les den la custodia a ellos.
“En realidad, lo que te dan es una custodia provisoria, porque la madre de los chicos está detenida. Ahora mis sobrinos -de 7, 5 y un año y medio- y la nena de ella -quien tiene 9 años- están con una tía de ella. Los familiares de la mujer no querían quedarse con los chicos y nosotros nos íbamos a hacer cargo. Pero de golpe, la abogada de ella -la doctora Filomena Noriega- consiguió que los niños quedaran en esa casa”, contó Daniel Martínez, uno de los 7 hermanos de Gonzalo.
Y confió: “Nos es nuestro interés menospreciar a nadie. Pero el lugar en el que viven es muy precario. La mujer tiene escasos recursos económicos y vive con tres hijos de ella en una casa que le prestan para cuidar en una finca. Es un lugar humilde, con árboles secos a su alrededor, sin cloacas, con condiciones que no son las mejores para los niños. Mi viejo les puede dar una mejor vida”.
A la vez, reflexionó: “Los chicos pierden al papá asesinado por la mamá. Ahora su mamá está presa, se merecen estar mejor”.
Según lo resuelto hasta el momento, los chicos están en esa casa y la familia paterna sólo puede verlos 2 horas los días domingo. “Nosotros vamos y les llevamos mercadería. La mujer no nos deja entrar a la casa, así que nos quedamos con ellos ahí en el patio. Ni siquiera los podemos sacar a pasear o llevarlos los días de semana al club para que hagan deportes. Ayer fuimos y la tía nos contó que habían empezado la escuela y no tenían útiles. Así que, salimos, buscamos una librería abierta y les compramos lo que necesitaban”, contó Daniel.
Mientras que, agregó: “Están yendo a una escuela de jornada completa y eso nos tranquiliza porque al menos sabemos que están comiendo”.
“A nosotros ni siquiera nos llamaron antes de tomar la decisión de la custodia. Directamente nos presentamos a una citación y la custodia ya estaba a nombre de esta mujer. Hablamos con las autoridades de la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia, con el 102, hicimos una exposición en la Policía, pero no tenemos respuestas. No queríamos llegar a esto, pero ahora vamos a poner un abogado para que nos den la custodia. La tenencia todavía es muy difícil porque la causa judicial todavía está abierta”, comentó además el tío de los niños.
Para finalizar contó que, “¿si los chicos pueden estar mejor, por qué no nos dan la oportunidad? Cada vez que vamos a verlos nos piden que los llevamos. Es un montón para ellos y también para nosotros”.