"No entendemos por qué estaba en ese lugar haciendo ese trabajo, si él cumplía funciones en la parte administrativa. Cuando nos enteramos pensábamos que se le había caído algo en la cabeza cuando iba pasando. Él no tenía idea ni de cómo se agarra un destornillador ni de cómo cambiar un foco, es inentendible", coincidieron ayer familiares de Hugo Ángel Arroyo (48), el empleado del Ministerio de Salud Pública que murió al caer de un autoelevador desde una altura aproximada de 8 metros.
La desgracia ocurrió alrededor de las 12.20 de ayer, en el playón delantero del Departamento de Abastecimientos y Depósito Central de Control de Medicamentos, en Lavalle 853 Sur, en Capital.
En la familia de la víctima dijeron que "Huguito", como le decían, llevaba trabajando aproximadamente un año en ese lugar. Pero que siempre lo hacía puertas adentro, en la parte administrativa.
Por eso ayer les extrañó las circunstancias de la tragedia. Según fuentes policiales, Arroyo estaba parado en la plataforma de un autoelevador que manejaba un compañero suyo, identificado como Santiago Orellano. En la Fuerza aseguraron que estaban sacando un cartel porque se están por mudar a otra sede, pero la versión de los familiares es que estaba haciendo trabajos de carga y descarga de cajas de medicamentos.
Lo concreto es que estando en lo alto, a unos 8 metros, el autoelevador se balanceó y Arroyó cayó de cabeza al piso.
De inmediato los otros trabajadores lo auxiliaron y llamaron a una ambulancia, pero fue en vano porque el hombre llegó sin vida al Hospital Rawson.
Los investigadores trataban de establecer si hubo alguna negligencia por parte de Orellano, el conductor de la máquina, que tras el accidente volcó y quedó de lado. Por lo pronto quedó detenido en la seccional 1ra, acusado de homicidio culposo. En tanto, el cadáver fue trasladado a la Morgue Judicial, donde ayer le practicaban la autopsia.
Lo que sí daban por seguro los pesquisas es que la víctima no contaba con ninguna medida de seguridad, como casco o arneses.
Arroyo vivía con su esposa y su hijo de 17 años en el barrio Sanjuaninos Héroes de Malvinas, en Rawson. "Era una excelente persona. Nos duele en el alma, no tenía maldad con nadie. Era muy querido en el ambiente de la salud, a donde iba lo conocían", dijo Daniela, su cuñada, quien en la tarde de ayer habló por la esposa del hombre porque "está destrozada, no puede salir del shock".