Luego de 37 días de lucha, Fernando Suárez (43), el único sobreviviente de la explosión del taller “ESI GNC” (lateral Norte de Circunvalación, al Este de Mendoza, Capital), murió ayer a las 6 en una clínica privada como consecuencia de las serias quemaduras que había sufrido en ese accidente. El hombre era ingeniero y encargado del local y había resultado lesionado junto a su compañero, el técnico electromecánico Cristian Castro (34, papá de dos chicos).
Este último tenía quemado el 45% del cuerpo y el 11 de mayo falleció. Suárez, en cambio, sufrió quemaduras en el 60% del cuerpo y hacía dos días que había mostrado una leve mejoría. Hasta hubo días en que estuvo consciente. Pero ayer se descompensó y falleció, informó Leonor Suraty, su mamá.
Suárez era el mayor de tres hermanos y padre de dos hijos. Su madre reveló que “era un luchador. Cuando tenía 1 año y 8 meses quiso alzar un sifón de soda, se cayó y uno de los vidrios le sacó el ojo izquierdo. Desde ahí tuvo una prótesis. Agradezco a los médicos, donantes de sangre y las personas que pusieron en sus oraciones a mi hijo”.
El desastre ocurrió el 3 de mayo pasado. Esa vez en la mañana, el taller terminó destruido, con Castro y Fernández graves (un tercer compañero se salvó). Ayer, el juez del caso, Eduardo Agudo, dijo que “la causa básica (de la explosión) fue una acumulación excesiva de gas, falta de ventilación y una fuente de ignición. Puede haber sido encender un cigarrillo, accionar una llave de luz o cualquier máquina eléctrica”.
En su momento, en la Policía dijeron que las pericias de bomberos detectaron que había una pérdida en uno de los tubos de GNC de ese local. Aparentemente, el estallido ocurrió cuando el gas alcanzó la llama de una especie de termotanque usado en la prueba hidráulica.