La mendocina Rosalía Silvia Casanelli (35) negó haber sido la autora de las 12 puñaladas que terminaron con la vida del albañil Orlando Alvarez (57) en su casa del Lote Hogar 27, en Pocito, la siesta del 23 de marzo de 2007. En su relato, la mujer que es madre de 7 hijos y en aquel momento ejercía la prostitución, admitió que sólo le dio uno de esos cuchillazos y le echó la culpa a una joven que al momento del hecho tenía 16 años y ya fue sobreseída por prescripción, es decir por haber vencido el plazo para investigarla y sentenciarla. A esa chica sólo se le atribuía haber participado en el robo del televisor y un equipo de música a la víctima, que esa vez cargaron en un carrito de un vendedor de copos de nieve hasta el barrio Buenaventura Luna, en Rawson.
‘Yo estaba arriba de él teniendo sexo cuando entra ella con dos cuchillos en la mano y una bolsa de Poxiran. Gritó que le había violado a su hermana y le entró a pegar’, comenzó a decir ayer la acusada, que estuvo prófuga hasta el 15 de diciembre de 2014.
Luego trató de explicar ante los jueces Maximiliano Blejman, Eugenio Barbera y Graciela Del Pie (Sala III, Cámara Penal) que al ver a la otra atacando a cuchillazos al hombre, ella la golpeó para que cesara. Que en ese momento la víctima se apoderó de uno de esos cuchillos y le dio tres puntazos a ella en su pierna derecha. Que por eso se le fue encima, lo acuchilló pero sólo una vez y lo tuvo de las manos para que la otra chica lo atara al espaldar de la cama.
‘Yo había tomado pastillas y me volví loca, pero no quería matarlo, tampoco habíamos ido a robar’, dijo.
Para la fiscalía, la situación fue distinta. En la acusación, Casanelli embriagó a la víctima y le puso somníferos para eliminar su resistencia. Y resolvió acuchillarlo cuando el hombre reaccionó. La maniobra fue tan brutal que la víctima fue atacada con dos cuchillos que se rompieron, otro más que se dobló y un cuarto con el que finalmente le causaron las heridas más graves, como cuatro perforaciones en su pulmón derecho, y otras más en su hígado y el corazón.
El delito que le imputan a Casanelli es homicidio ‘críminis causae’, porque se considera que mató para asegurarse la impunidad en el robo. Ese ilícito se castiga con perpetua.
