¿A prisión? Tras la revocación del fallo, queda en pie la acusación de tentativa de homicidio agravado por el vínculo contra Martín Ramírez, un delito no excarcelable.

 

Martín Exequiel Ramírez (26) quedó a un paso de volver a prisión, porque la Corte de Justicia anuló el fallo por el cual había sido condenado a 3 años y pudo ser excarcelado, ya que un juez entendió que cometió el delito de lesiones graves cuando atacó a golpes a su propio hijo, que tenía 3 años cuando terminó con la vejiga reventada, con una hemorragia, un paro cardíaco y al borde de la muerte, el 5 de mayo de 2017, en Rawson.

Ramírez había llegado a juicio en la Sala II de la Cámara Penal acusado de un delito mucho más grave, la presunta tentativa de homicidio contra el nene. Y lo admitió. A través de su defensa pactó un juicio abreviado por ese delito con la fiscal Leticia Ferrón de Rago y en ese acuerdo manifestó su voluntad de cumplir 10 años de cárcel. Sin embargo el juez Juan Carlos Peluc Noguera resolvió que había perpetrado un delito con menor castigo, lo condenó a 3 años y Ramírez pudo conseguir la excarcelación.

Según fuentes judiciales, la fiscal que luego intervino en ese caso, Marcela Torres, quedó disconforme y realizó un planteo ante el mismo juez para que la Corte revise la sentencia, pero le rechazaron ese reclamo. Entonces tomó el único camino que le quedaba: un recurso de queja, que se presenta directamente ante el máximo tribunal de justicia provincial.

Y la Corte lo admitió. Y no sólo eso, al analizar el planteo, los ministros Adriana García Nieto, Horacio De Sanctis y Ángel Humberto Medina adhirieron al argumento fiscal y coincidieron en que el fallo era "arbitrario" pues carecía de un condimento básico: la fundamentación o motivación. Este requisito implica que, en la sentencia, el juez debe decir qué pruebas selecciona y realizar un análisis o razonamiento de cómo juegan esas evidencias a favor de su decisión final. Y entendieron que eso no había ocurrido en este caso, dijeron fuentes judiciales.

Por eso anularon el fallo, lo retrotrajeron al momento del acuerdo de juicio abreviado y ordenaron que sea otro juez de la misma Sala II el que elabore una nueva sentencia, indicaron.

En teoría, ese nuevo magistrado debería también ordenar el arresto preventivo de Ramírez pues, al anularse el fallo que lo beneficiaba, queda en pie el procesamiento en su contra por un delito más grave, no excarcelable, precisaron.

Según el expediente, todo indica que Ramírez nunca quiso a su hijo. Ya del mismo momento en que la madre del nene le avisó que estaba embarazada le dijo que le daría una pastilla para que abortara. Y cuando el nene nació tenía la idea fija de que no era su hijo y a la misma madre del niño le dijo más de una vez que un padrino del chico era el padre.

La relación de pareja tuvo sus idas y vueltas, incluso con un episodio de violencia: un ataque a trompadas contra la mamá del nene, coincidentemente un 5 de mayo. Igual, convivieron unos 3 meses, parte de ese tiempo en un departamento alquilado en Rawson. En esa casa, el niño vivió sus peores experiencias: la misma criatura reveló que su papá le daba piñas y patadas, que lo asfixiaba con una almohada en la cama y hasta intentó arrojarlo de la moto en movimiento.

Lo peor ocurrió el 5 de mayo de 2017, cuando uno de esos golpes le hizo estallar la vejiga, le causó una hemorragia y un paro cardíaco. Uno de los médicos declaró luego que pudo morir si no lo hubieran llevado a tiempo al hospital.

Y eso ocurrió por la insistencia de la madre del niño y otros familiares, pues Ramírez no quería una visita al médico. Ese día, al llegar de su trabajo, la mamá lo encontró muy dolorido y triste. El acusado le dijo entonces que se había lastimado al caer de una bicicleta, pero el niño no tenía ninguna y la vecinita que se la prestaba no había jugado con él en esa ocasión.

A los médicos tampoco les cerró esa versión con las múltiples lesiones detectadas en el chico. Y ese mismo día Ramírez fue detenido.

Lo revocó por falta de fundamentación. Fue condenado por lesiones graves y liberado. El acusado había admitido que quiso matarlo.