El secreto se rompió una noche de marzo, la del 25 de 2019, cuando su madre y su padrastro revisaban el teléfono de adolescente hija de la mujer (entonces tenía 17 años) y se toparon con mensajes de contenido sexual con otros jovencitos. Entonces hubo una discusión y hubo reprimendas, pero cuando las cosas se calmaron un poco, la niña se despachó con una revelación que la mujer no esperaba: le dijo que su padrastro la había violado cuando tenía 13 años y que desde entonces la sometió cada vez que se quedaban solos en la casa, cuando su madre salía a trabajar de empleada doméstica y sus hermanos estaban en la escuela. En el ANIVI, dio mayores precisiones y ante una psicóloga llegó a contabilizar al menos 10 hechos de abuso sexual con acceso carnal, dijeron fuentes judiciales.
Tras la entrevista de rigor, la psicóloga evaluó como creíbles sus dichos. Y el informe de esa profesional resultó una prueba clave contra ese empleado minero que hoy tiene 45 años (no se lo menciona para preservar a la chica), y que durante cuatro años consiguió el silencio de su hijastra con bastante manipulación: "Antes de hablar pensá, porque vas a arruinar todo, porque me van a meter preso y ¿qué va a pasar con tus hermanos?", le decía, amenazante. En otras ocasiones, prometía echarla de la casa.
Antes de aquella noche de revelaciones, la chica ya le había contado a una compañera del colegio que su padrastro la abusaba y que no le decía nada a su madre porque temía que no le creyera. Pero aquella vez la mujer le creyó, confrontó a ese sujeto violento que también la sometía a malos tratos y al que había denunciado un par de veces. Y al final el minero se fue de la casa, amenazando con suicidarse. Así terminaban 8 años de conflictivo matrimonio con ese hombre al que conoció 16 años antes de su denuncia.
Ahora ese sujeto llega a juicio en la Sala II. Y el juez Maximiliano Blejman decidirá sobre la acusación de violaciones reiteradas, en un juicio común o en uno abreviado, si es que el acusado admite su autoría delictiva y llega a un acuerdo por medio de su defensor, Faustino Gélvez, con la fiscal Marcela Torres.