Ni una mueca de dolor en el rostro. Más bien parecía ausente, mientras el médico forense explicaba que el recién nacido alcanzó a respirar unos pocos minutos, que lo asfixiaron tapándole las vías respiratorias, que le fracturaron la cráneo cuando hacían presión sobre él y que habían signos evidentes, como el hallazgo de la cabeza seccionada, que descuartizaron su cuerpito antes de tirarlos a la vivienda lindera.

Carina Lera escuchó ayer todos estos detalles de la autopsia, sin inmutarse; extrañamente como si no fuera ella la que comenzaba a ser juzgada por ese tribunal que puede condenarla a reclusión perpetua por el horrendo crimen de su bebé, al que dio a luz en el baño de su casa en Rawson en enero del 2011 y que cuyos restos mutilados aparecieron en la boca de un perro.

Aquel fue el desenlace fatal de una historia surgida a raíz de un bebé no deseado, fruto de una relación amorosa supuestamente prohibida, y hoy es la cruz que carga esta mujer de 36 años, separada y madre de cinco niños, que afronta la acusación del delito de homicidio agravado por el vínculo y por alevosía ante los jueces Agustín Lanciani, Raúl Iglesias y Arturo Velert Frau, de la Sala I de la Cámara Penal y Correccional.

Carina Beatríz Lera (36) se abstuvo ayer de declarar en la primera audiencia del juicio y con ello se guardó lo acontecido entre el 21 y el 22 de enero del 2011 en su casa de Villa Nicolás Avellaneda, Rawson. Según la acusación, entre esos días, ella dio a luz a la criatura en el baño y ahí mismo lo mató. El médico forense Alejandro Yesurón declaró que el bebé nació en término y pesaba entre 3 o 3,5 kilos. Confirmó que la criatura murió por asfixia por sofocación y que posiblemente, post mortem, seccionaron su cuerpo. Sólo hallaron la cabeza, que tenía rastros de haber sido cortada, y parte de sus piernas, ya que el torso y los brazos aparentemente fueron comidos por los perros.

Fue una mujer, que vive a los fondos de la casa de Lera, la que el día 23 de ese mes dio con el bebé mutilado después de que vio a su perro mordiendo una extremidad.

Encontraron más restos humanos y una bolsa con prendas con sangre en el fondo de esa vivienda. Al otro día, descubrieron que era Carina Lera, quien había tirado ahí a ese bebé descuartizado y nadie sabía de la maniobra porque hasta le había ocultado el embarazo a su propia familia.