Llegó hasta la Sala I de la Cámara Penal con custodia policial e instantes después volvió a partir hacia la casa de sus tías, otra vez detenida. En el medio enfrentó una situación complicada. Visiblemente conmovida, confesó el que quizá sea el acto más grave de su vida: haber intentado matarse y hacer correr la misma suerte a sus tres pequeñas hijas el 7 de enero de 2010, cuando las nenas tenían 5, 2 y 1 año. Por ese delito, calificado como homicidio agravado por el vínculo, Marcela Molina (29 años) ratificó ayer ante el juez Víctor Hugo Muñoz Carpino, su decisión de cumplir 10 años de prisión. A ese acuerdo llegó con la fiscal Marcela Torres a través de sus abogados Gustavo de la Fuente y Juan Manuel Vargas.

Molina es hipoacúsica, también sufre diabetes y es celíaca. Por eso tiene prisión domiciliaria, situación que se prolongaría si el juez acepta el acuerdo y aplica la pena en el monto y la forma que le propusieron las partes, dijeron fuentes judiciales.

La fiscal Marcela Torres consideró probados los cargos contra la imputada.

 

El delito fue perpetrado en medio de un cuadro de desesperación y un marcado conflicto con el padre de las niñas, de quien se separaba al momento del hecho.

Si el juez acepta el acuerdo propuesto, la joven podría seguir con prisión domiciliaria

Según voceros judiciales, la joven ya reclamó una revinculación con sus hijas en la Justicia Civil. Allí habría manifestado que se sentía abandonada y desprotegida por el padre de las niñas, pues pasaba una vida de limitaciones y necesidades. El joven habría replicado que ella no estaba bien y que más de una vez había amenazado con llegar a ese resultado.

El defensor Gustavo de la Fuente acordó con su clienta ir a un juicio abreviado.

 

Aquel 7 de enero de 2020 en el barrio Del Bono Green, Capital, la joven mensajeó y realizó videollamadas al padre de las niñas, dejándole en claro sus intenciones. De hecho, cerró puertas y ventanas, y abrió las hornallas del gas en su cocina. Fue un momento muy dramático, porque el hombre estaba en la mina Veladero, llamó a su padre y éste se trasladó con parte de su familia y la Policía, que debió derribar la puerta para entrar y reducir a la joven, quien empuñaba un cuchillo, amenazante, encerrada con sus hijas en un dormitorio.