Un jovencito de 17 años no sobrevivió ayer a las gravísimas heridas que sufrió al estrellarse en moto contra un vehículo, en la localidad de Calle Honda, situada a unos 12 kilómetros al norte del centro de Jáchal, dijeron fuentes policiales.
La víctima fue identificada como Adrián Jonathan Paredes, el mayor de tres hermanos que, al parecer, había ido a visitar a su abuela que se domicilia en esa localidad. Según allegados, el chico vivía con su mamá y sus hermanos en el paraje Huerta de Huachi, un oasis turístico situado unos 30 kilómetros al Norte del centro jachallero.
El trágico accidente ocurrió sobre las 18 de ayer cuando el adolescente transitaba hacia el Este. La versión policial es que estaba a punto de llegar al cruce con Eugenio Flores (que conecta con el centro de Jáchal) cuando chocó a una camioneta en marcha, pero parada.
La principal hipótesis de los investigadores policiales es que el menor circulaba detrás de otra camioneta que levantaba mucho polvo porque transportaba rollizos de cañas. Y que, al intentar pasar a ese vehículo, se topó con la otra camioneta cuyo conductor, al parecer, esperaba para poder empalmar con Eugenio Flores.
Adrián Paredes fue auxiliado y pudo ser trasladado hasta el hospital San Roque en el centro de Jáchal, pero allí los médicos no pudieron hacer nada para poder salvarlo, indicaron.
El caso era investigado anoche por policías de la subcomisaría del distrito Villa Mercedes, con la asistencia de los peritos de Criminalística que recababan todas las pruebas del caso para determinar con precisión qué y cómo ocurrieron los hechos.
El resultado de esa investigación será clave para saber si cabe o no responsabilizar a algún otro conductor por el resultado trágico de la maniobra.
> Jugaba al fútbol y cayó fulminado
"Marquito" le decían, era un buen tipo, laburante, reconocido en el ambiente futbolístico jachallero porque durante años fue mediocampista de su amado Club Atlético Peñalor de San Isidro. También fue músico y hasta llegó a integrar bandas locales. Perdió la vida ayer Marcos Herrera que tenía 43 años y era padre de dos chicos. Todo indica que fue una falla cardíaca la que lo tumbó para siempre ante los numerosos asistentes de un partido amateur, en el que vestía los colores de su último equipo, "Los de San Isidro" en un encuentro que se disputaba en la zona de La Otra Banda.
Se ganaba la vida como sereno del Estadio Papa Francisco a través de un contrato municipal y era gran colaborador, especialmente de jugadores y dirigentes del Jáchal Básquetbol Club que normalmente compiten en esa sede.
Precisamente ayer se disputaba la primera fecha del torneo clausura del básquetbol provincial con la presencia de su presidente Darío Bustos, pero la noticia sobre la muerte de "Marquito" obligó a suspender esas actividades.